Algunas pedradas para no pecar de lector

Noé Almaguer Se disfrutará la lectura o mejor que no sea. Recuerdo que estando en la prepa, allá por el 2013, estaba leyendo El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, y que mientras avanzaba el libro aprendí mucho, pero también fui embargado por una sensación de agotamiento que mantuvo mi de lectura a un ritmo doloroso, como de cervatillo moribundo. Uno de mis mejores amigo de aquella época, con quien compartía el amor por la lectura, Miguel Franco Arellano, al verme todo demolido por mi insaltable compromiso de terminar…