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Ernesto Hernández Doblas I En estos tiempos, las palabras se retuercen en las manos de obreros ciegos. Animales salvajes presuntamente domesticados: las palabras. Lirios de revueltas aguas.  Ganancia de cirqueros. Palabras de un lado a otro del mejor postor, y sin embargo, siempre rescatadas por el silencio en el último momento. O tal vez no. Las palabras y las cosas en franca rebeldía porque todo quiere encarcelarlas.  II Para sobrevivir, no hay nada como el silencio. III En el principio no era el verbo sino el silencio. Un inmenso silencio…