Corriente del Sur, navegando en las aguas de la Tierra Caliente

En entrevista, el director del corto documental Giovanni Ocampo, habla sobre su última producción en la que rastrea la memoria, la sequía y el sentido comunitario del campo y la pesca en el Río Balsas

Oscar Eme Mora / @asterioonn

A Giovanni Ocampo lo conocí hace más de 10 años en “La Vecindad”, una casona del centro histórico de Uruapan en donde llegaron a realizarse talleres comunitarios de literatura, video, música y hasta escultura y elaboración de papel de lirio. El sentido comunitario de ese sitio, fue precisamente, lo que lo mantuvo activo durante algunos años. Desde entonces, Giovanni ha mantenido una intensa y larga actividad dentro de la producción cinematográfica, y que ahora, ha logrado en palabras suyas “dar con el trabajo más profesional” de su larga producción documental y de video registro.

Nacido y formado en la capital del estado, el documentalista y psicopedagogo por el Instituto Michoacano en Ciencias de la Educación, pudo colocar recientemente su último trabajo titulado “Corriente Del Sur” en plataformas digitales como FilminLatino y MxPlay en donde se ofrece un amplio catálogo de cine y documental en español y lenguas indígenas.

Antes de comenzar esta entrevista, basta decir que el corto documental ya ha sido proyectado en unos 15 festivales de video indígena y comunitario y muestra un novedoso y vanguardista vistazo a la vida de la Tierra Caliente michoacana. Ahí el campo y la pesca, son más que simples actividades productivas. Para Giovanni Ocampo y sus imágenes, la vida en Santiago Conguripo (comunidad ubicada en los límites de Huetamo y Angamacutiro y el vecino estado de Guerrero) es más que agua, sol y tierra.

Cuéntame un poco de Corriente del Sur, ¿cómo llegaste a la comunidad que nos muestras en pantalla y cuál es tu interés en ella?

Para empezar, mis papás son de un lugar cerca de ahí. No son pescadores ni viven en el río pero ellos están en Huetamo y el río queda a unos 40 minutos. Desde el 2008 yo visito esa comunidad a la que iba a comer mojarras desde que era niño. Ahí tengo recuerdos muy vívidos del Río Balsas en Semana Santa y las vacaciones cuando iba de visita a Tierra Caliente. También tengo recuerdos de jugar con mis primos a la orilla del río y como te digo, de comer ahí, siempre. Entonces en ese año (2008) regresé a trabajar al Tecnológico de Huetamo como psicólogo pero me pagaban muy poco y no me alcanzaba para regresar a Morelia los fines de semana como yo quisiera. Además, yo tenía ganas de explorar y conocer el lugar de donde vienen mis raíces y así fue como empecé a rastrear mis pasos a través de la Tierra Caliente. Encontré zonas áridas, zonas frías y un sinnúmero de cosas, que en un primer lugar, me sirvieron de entretenimiento y ya después empecé con el interés de documentarlo. Lo que hay detrás de ese trabajo son muchos años de constantes retornos a mis raíces. 

Retomando esa idea, ¿qué te llevó a documentar esas raíces y cuál fue la situación actual que encontraste, que nos quieres mostrar a los demás que tú viste?

La preocupación de esta comunidad por el agua. Yo recuerdo que el Balsas era un río muy grande y ancho. Entonces en mi memoria, lo contrasté porque actualmente en la tierra río arriba y en los bosques hay mucha invasión del cultivo de aguacate. Como bien lo dice su nombre, es un fruto que absorbe mucha agua, y de tal manera que ahora, ya no quedan los riachuelos y arroyos que yo recuerdo de niño. Uno podía caminar y encontrarse a cada rato pequeños arroyos entre los caminos pero eso ya no existe y esa fue un poco mi preocupación, que se hayan secado ¿Si eso les pasó a los pequeños arroyos, qué le va a pasar al río Balsas en unos años? La tendencia, como va en estos momentos, es que probablemente el río deje de tener agua. Creo que esa fue mi intensión personal pero también quise preguntarle a la gente que vive ahí, ¿cuál es su punto de vista, qué piensan de que el río sea cada vez más pequeño? Qué piensan de que el agua, se quede en las tierras de arriba. Eso fue un tanto lo que hice con estos campesinos que tienen un contacto constante con la naturaleza y a la que tienen por maestra.

En Corriente Del Sur vemos un montaje inusual en los documentales con secuencias y tomas muy experimentales, e incluso, logras plasmar algunas imágenes icónicas de la Tierra Caliente al menos como las tenemos en el imaginario de muchos michoacanos, ¿se trata de una especie de sello personal, cuál fue el proceso que seguiste y qué querías conseguir con este tipo de experimentación al tomar esas decisiones?

Creo que tiene que ver con esta idea de rastrear mis orígenes. Me consideró un “videoniño” que fue criado frente a un televisor como muchos de nosotros. Después eso me pareció un poco patético todo. Las mismas tomas, los mismos colores y todo muy uniforme en la tele hasta que encontré en el cine una fuga a todo eso. Viendo muchas películas me convertí en mi propio alumno y maestro. Y volviendo a este ejercicio personal, terapéutico incluso, quise acompañarlo con todo lo que he visto y he aprendido en talleres de documental, de sonido y de otras técnicas. Creo que el montaje de ahí viene. En estos tiempos donde nadie es original ni tiene “sellos característicos”, lo que uno puede hacer es tratar de darle sentido a su trabajo. Hay que aprovechar todo lo que tenemos a la mano: libros, películas y todo lo que hay en Internet. Basta con enfocarse en algo para poder sacarlo. Pienso que no hay que olvidar que el arte cinematográfico se nutre de todo, incluso, de lo que no vemos ni oímos.

¿Fue el caso del diseño sonoro?

Para el sonido fui muy consciente de lo que quería desde el inicio. Ahí tuve que ceder el control del montaje, porque a veces, soy muy obsesivo y quiero controlarlo todo. Aprendí a trabajar con más gente. Por ejemplo, aquí invité a muchas personas para lograr el trabajo. En el caso del diseño sonoro, invité a una chica que hacía estancia de maestría de una escuela superior de música en Cataluña. En una de sus clases le pidieron musicalizar una pieza. Ella quería algo de huicholes pero le dije que yo no podía trasladarme y le comenté de “Corriente Del Sur”, de que en Michoacán no todo es bosque ni cultura purépecha y que está el calor y la Tierra Caliente. Ella fue la que hizo la música y todo a través de Internet gracias a estas nuevas dinámicas. También ahí aprendí mucho a colaborar con otras personas, como por ejemplo tú, con quien ya tenemos tiempo de no vernos. Pienso que el documental también me enseñó a aprender que tenemos que soltar algunas cosas.

Corriente Del Sur conjuga el significado, como mencionas, del agua y su pérdida pero también hay menciones y representación de la tierra. ¿Qué piensas de eso?

El montaje lo empecé en 2017 y al inicio yo quería que el elemento dominante fuera el agua. Pura agua. Hacía experimentos con las personas y les proyectaba imágenes porque quería algo terapéutico porque creo que el agua nos invita a olvidarnos y desconectarnos de muchas cosas, pero tampoco, me hubiera gustado dormir a la gente o tener proyecciones con gente roncando. A partir de hacer esos experimentos, fui encontrando algunos efectos y fue que incorporé más tierra en lo que documentaba. Tal vez el río Balsas, la comunidad, Huetamo o la Tierra Caliente a nadie le interesa porque solo se muestra de una manera que no interesa. Hay mucho espanto por delante de esa región por considerar que solo hay tierra, sol y gente que se la vive bebiéndose una caguama. Hay mucho prejuicio y negación a conocer qué hay detrás de esa vida, qué tienen que decir esas personas. Ese fue mi pequeño ensaño de veinte minutos.

¿Qué sigue para ti, vas a seguir filmando?

Como te decía, Corriente Del Sur fue un pequeño ensayo aunque sí ha sido el más profesional que he hecho. Ahora me gustaría extender esas ideas con un largometraje y seguir sobre los pasos que ya di y en los que todavía me siento como un niño explorando.

¿La Tierra Caliente siempre estará contigo, qué interés tiene más allá de tu búsqueda en la memoria?

Ahora con la pandemia me puse a organizar muchos archivos que guardaba en mi escritorio. Me di cuenta de que tengo unos 27 cortometrajes, unos nueve mediometrajes y desde el 2009 he estado consiguiendo recursos para el proyecto de largometraje. Ese proceso ha sido ir a festivales de cine, viajar, buscar personas, apoyo aquí y allá, tocar puertas y tejer redes. Me interesa mucho la diversidad y el fenómeno de la otredad. Soy psicopedagogo pero en el cine encontré la forma de aplicar esos conocimientos para escuchar y mostrar lo que otros piensan del mundo.

Que es un poco el sentido general del cine documental…

Sí, desde luego. Me conciernen esos temas, el dejar de anular al otro y vencer la imposibilidad del dialogo. Considero que el cine documental puede darles luces y oscuridad a las personas y puede crear empatía a otros mundos y formas de entendernos. De esos temas está impregnado mi trabajo.

¿Y ahora?

Seguir en el trabajo comunitario. Yo empecé como videoniño aprendiendo de la tele y ahora quiero seguir, viajar y aprender de otros lugares y llevar la cámara para grabar y ayudarme a encontrar el hilo. Quiero seguir entendiendo cómo funcionan cosas tan simples como el río y la naturaleza. No queda más que seguir profesionalizando mi trabajo y apoyarnos entre la banda. Es como si siguiera en la escuela dejando a un lado este proceso de que te vean y te sigan. No busco tanto llenar las redes de contenido sino compartir mi conocimiento en la producción y ayudar a que otros vean en el cine, una salida propositiva a toda esta violencia, falta de comprensión al otro y degradación de la naturaleza que tanto nos está afectando. Creo que eso es lo que sigue.

Corriente del Sur puede verse totalmente gratis en la plataforma FilminLatino

Tráiler Corriente del Sur

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