Antirretratos: conocernos sin vernos a los ojos

Rodrigo Caballero

Nada me parece más ridículo que el pequeño recuadro negro alrededor de los ojos como medida para mantener el anonimato de las personas acusadas de un crimen, se me hace que fue Superman quien les dijo que al tapar los ojos la identidad desaparece.

La identidad del rostro la conforman la boca, las cejas, las mejillas, las orejas, la postura, el ánimo de la persona; yo creo firmemente que detrás del recuadrito negro puedes adivinar si el indiciado siente que la va a librar o está listo para pasar un tiempo “entambado”.

La cabeza humana es el principio del retrato y creo firmemente que si conoces a alguien, lo puedes reconocer sin verlo a los ojos. Me pregunto cuántos abrieron el periódico para ver a su compadre en la sección de policiaca acusado de tener un ladrillo “con características similares a la mariguana”.

Entonces sí es posible reconocer a alguien sin verlo a los ojos, pero -siempre hay un maldito pero escondido- ¿se puede conocer a alguien sin verlo a los ojos, un completo desconocido?

 ¿Se puede saber qué piensa? ¿Qué hace? ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Es buena persona? ¿Cuántos años tiene? ¿Qué lo motiva para alejarse de la cama todos los días? ¿Podría usted adivinarlo solamente viéndolo de espaldas?


Rodrigo Caballero (Morelia, Mich., 1993) Fotógrafo y periodista, ha colaborado en Idi Media, Pie de página, Amapola Periodismo transgresor, Subversiones y Plumas atómicas.

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