25 Instantáneas de María de Alva o Tanto es mi amor que hasta sufrir me gusta

Héctor Alvarado Díaz

1. ¿Te hablas de tú con tus personajes?

Sí, constantemente hablo con los personajes. Conforme va avanzando el texto, los veo con más frecuencia en mi cabeza, los imagino, incluso haciendo cosas que no salen en el texto. ¿Qué comerían? ¿Qué música oyen? En eso soy muy decimonónica, quiero saber todo de ellos. Debo cuidar no ser demasiado descriptiva. Les pregunto cosas y les pongo voz, además de rostro.

2. ¿Cuántas páginas en una buena jornada de trabajo?

Fíjate que no las cuento, pero para mí una buena jornada de trabajo es si pude producir una buena escena, un buen monólogo, algo que pienso que se va a quedar, que no va a acabar en edición o en el bote de basura. Vaya, si creo que hay algo significativo en lo escrito es un buen día. No escribo todos los días porque la vida no me da para eso, ni el trabajo, ni la casa o el trajín diario, pero sí por lo menos cuatro veces por semana. Los fines de semana tengo sesiones mucho más largas. Las noches también son buenas amigas de la escritura.

3. ¿Sabes andar en moto?

No, me daría terror, tanto como saltar en paracaídas o usar un bungee. Eso no se me da. Soy súper miedosa y además no tengo equilibrio porque soy sorda del oído izquierdo.

4. ¿Qué te desalienta?

Me desalienta la situación del país. Muchos gobernantes diferentes, muchos partidos distintos y creo que nadie da pie con bola. Somos un país que comete muchos errores y que no puede salir adelante. Siempre todo parece pender de un hilo. Me recuerdo de joven cuando creía que la alternancia sería la solución. Y no lo fue, no lo ha sido. La inercia de 70 años de partido de Estado no se puede destruir tan fácilmente, no tenemos prácticas democráticas. No las hemos aprendido. No sabemos dialogar; somos de ideas extremistas.

En lo personal, me desalienta que cada libro sea tan complicado de publicar. Que sea tanta lucha. Tengo 3 novelas publicadas, dos de ellas en Planeta, una editorial enorme y, sin embargo, sigo peleando por publicar. No soy de esos autores a los les ha sido fácil el camino. La publicación es complicada siempre. Hay dictaminaciones, tiempos muy largos de espera, pocas editoriales que puedan realmente distribuir libros o que logren que se escriban reseñas. Creo que cada vez es más complicado esto. Me desalienta que se lea tan poco. Como soy profesora, sigo creyendo que falta mucho por hacer, sobre ese rubro en las escuelas. Tener a profesores que enamoren a los chicos de los libros. Son contados quienes lo hacen bien.

5. ¿Piensas en la posteridad?

Bueno, para mí la muerte es definitiva. No hay más. Eso de pensar que ojalá me recuerden, pues suena lindo, pero si ya estás muerto, ni siquiera te vas a enterar. Pienso mucho más en vivir la vida que en lo que pasará conmigo tras mi muerte. Si me recuerdan o me leen, pues qué padre, pero insisto, eso es algo de lo que ya no nos vamos a enterar, que está totalmente fuera de nuestro control, así que, ¿cómo para qué tantos rollos? No somos tan importantes, ¡por Dios! Nadie lo es. Nadie es indispensable, la contribución de uno, si no la hubiera hecho, alguien más la haría luego. No es cierto que sólo una persona es necesaria, tampoco creo en los héroes. Hay actos heroicos, sí, pero no héroes. Estos quizás hicieron una gran hazaña, pero no toda la vida fue así. Todos somos imperfectos.

6. Ante la duda ¿avanzas o retrocedes?

Uno siempre debe avanzar, si te detienes, te pasan. Hay miles. ¿Quieres algo? No te pares, no te escondas, escucha la crítica, piensa, analiza, pero continúa. Siempre hay que seguirle. Y cuando llegas, a inventar otro camino más.

7. ¿Eres insensible a las críticas?

La crítica literaria es importante, pero también se usa para hacer grupos. Hay que distinguir la que es sobre la obra en sí y la que es nada más para grillar a la persona. De la primera, estoy 100% convencida. Por otra parte, el mejor crítico de los autores, normalmente no es escritor, sino académico o periodista. ¿Por qué? Porque tiene tiempo para leer en serio y no le interesan los grupos, los partidos, las grillas. Su mundo es otro, entonces tiende a ser más objetivo. Escribe sobre lo que le interesa.

8. Tres libros de cabecera.

No tengo libros de cabecera, hay muchísimos que me interesan y he leído. Pero haré 3 recomendaciones de libros que llegaron a mí en un momento en el que me conmovieron profundamente y que por ello amo, pero no son más que otros, ni son los únicos. Aquí piden tres y eso haré. La hora de la estrella de Clarice Lispector, Frankenstein de Mary Shelley y El cuento de la criada de Margaret Atwood.

9. Dónde, cómo, desde cuándo.

Escribo en mi casa casi siempre, pero algunas veces en aeropuertos, aviones, la oficina o un café. Escribo de preferencia con ropa cómoda, de preferencia con muchos libros del tema a la mano por si estoy investigando algo, a veces con café. Y escribo los fines de semana y por las noches casi siempre. Empecé a escribir de niña, a los 10 años obtuve el primer lugar en un concurso de cuento municipal. Aún recuerdo el premio: mil pesos que me gasté en libros. Era 1979. Seguí escribiendo durante muchos años sin intentar publicar. Fue hasta la carrera de Letras que publiqué algunos cuentos en el suplemento “De los talleres” del periódico El Porvenir. Luego gané un premio nacional dentro del Tec con un cuento y por fin, en 2004 quedé finalista en el IX Premio Fernando Lara de Novela en España, en un listado de 10 libros entre 270 textos. A partir de ahí, empecé a publicar en editoriales ya más en forma.

10. ¿Revisas, revisas y revisas?

Sí, mucho. Tengo archivos y archivos del mismo texto. A veces, aunque tedioso, creo que es más importante la revisión misma que la escritura inicial que suele tener muchos errores.

11. ¿Te adscribes al discurso feminista?

100%. El discurso feminista es necesario hasta que haya equidad de género en todos los aspectos de la vida. El feminismo es un derecho humano. La violencia de género física y psicológica, la discriminación laboral, la maternidad sin ser compartida, la brecha salarial y de posiciones siguen siendo una realidad apabullante en México.

12. ¿Has escrito poesía?

En esa época cursi linda de la secundaria y prepa, luego me di cuenta de que era muy mala y jamás lo he vuelto a hacer. Escribo novela, ensayo y cuento.

13. ¿Eres dura de oído?

Ya dije antes que soy sorda del oído izquierdo. También soy terca, pero valoro la pluralidad de ideas y el debate.

14. ¿Vas con la tecnología?

Poco, lo indispensable. No me gustan los juegos en los celulares y uso sólo una red social.

15. ¿Te equivocas muy seguido?

Todos los días me equivoco en algo y todos los días acierto en algo, como todos en este mundo.

16. ¿Ha habido piedras en tu camino?

Ha habido piedras para escribir y publicar como mencioné antes, es muy desgastante ese camino. En lo personal, también he pasado por cosas fuertes de salud, de cambio de estilo de vida, entre otras cosas. Sin embargo, nunca me victimizaría. ¿Por qué? Porque vivo en el privilegio, me queda claro que mi vida es mucho más cómoda que para muchos y también porque todo mundo tiene su ración de dolor.

17. ¿Amiguera?

Con la edad he tenido más amigos, de chica era más tímida, pero siempre he tenido algunos. Me gusta reunir a los amigos en casa para cenar, me gusta cocinar y que vengan todos a tomarse una copa y comer rico.

18. ¿Escribes con todos los dedos?

Sí, porque soy de la época en que aún daban clase de mecanografiar. Entonces, el modelo antiguo exige.

19. Lector ideal.

El lector ideal es el que hace las mejores preguntas, incluso cuando no hay respuestas. Preguntar es más importante que saber.

20. ¿Cuándo decides el título?

A veces al inicio y a veces por la mitad. Para el final de la novela, ya lo tiene. Sólo una vez lo tuve que cambiar porque a la editorial no le gustó. Hasta ahora ha sido la única vez que me lo cambian. Nunca me han pedido hacer cambios en los textos, así que ya es ganancia. Lo que guarda el río se iba a titular Llorar un río. No les gustó que porque parecía canción de Maná.

21. ¿Eres una chica Tec?

Estudié la carrera, una maestría y el doctorado completo aquí. Para la maestría y el doctorado tuve una beca del 100%, he trabajado 23 años seguidos en el Tec, por lo que supongo que lo soy. Sin embargo, eso no quiere decir que no sea crítica de lo que no me parece correcto, siempre he tenido oportunidad de expresarme con honestidad y en un medio abierto que escucha. Agradezco las prestaciones que tengo que no existen en todas partes, siento que es un lugar que sí piensa en el empleado. Menciono sólo dos: la guardería que tuve para mi hija 100% gratuita de los 0 a los 4 años de edad y la comida diaria que puedes comer sin pagar en cualquiera de las cafeterías y restaurantes que hay dentro del campus. Eso no lo hay casi en ningún sitio. Por supuesto, además están las de ley que sí hay en otros lugares.

22. ¿Le entras a la polémica?

Claro, sobre todo si me interesa el tema. El debatir ideas es importante.

23. ¿Te sientes a gusto con las historias largas?

Casi todos mis textos son de arriba de 200 páginas, ¿eso es largo?

24. ¿Sacabas seises?

La verdad, no. Peros sí tuve 7 en Matemáticas y sólo porque estudiaba mucho. Acabé la prepa con promedio de 93, sólo porque Física, Matemáticas y Química me bajaban el promedio. Qué lata, ¿para qué Cálculo Integral si no iba a ser ingeniera? Jaja.

25. ¿Abandonarías Monterrey?

Ya abandoné Monterrey cuatro años, viví en Los Ángeles cuando me fui a UCLA a una maestría en Estudios Latinoamericanos con especialidad en Literatura e Historia becada por Conacyt y luego, a la CDMX a trabajar en Reforma. Me volvería a ir o no, dependiendo de lo que salga en la vida. Ahora tengo mi vida y mi trabajo aquí, puede ser que me jubile en otro sitio, ¿por qué no? Me gusta Monterrey, en general, pero tampoco creo que sea el lugar ideal. Es una ciudad con muchos problemas desde ecológicos hasta de violencia. Puedo vivir en cualquier sitio, aunque sí creo que el sitio de nuestra memoria está siempre anclado a un lugar y en mi caso, es esa ciudad. Entonces, sí escribo sobre la ciudad casi siempre, si bien es cierto tengo cosas que no están situadas aquí. Antes del olvido, mi segunda novela, se desarrolla en Tampico durante la Expropiación petrolera y en la ciudad actual, en dos tiempos que van y vienen. Monterrey no sale ahí para nada


María de Alva Levy (Monterrey, México, 1969).

Es Licenciada en Letras Españolas, Doctora en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura y Discurso, ITESM Campus Monterrey, y Maestra en Educación con especialidad en humanidades, ITESM. Maestría en Estudios Latinoamericanos con especialidad en Literatura e Historia, UCLA en Los Ángeles, California.

Además de numerosas publicaciones académicas, ha publicado las novelas: Lo que guarda el río (Planeta 2016); Antes del olvido, Finalista en el XV Premio Fernando Lara de Novela en España 2009 (CONARTE, 2011), y A través de la ventana (Planeta, 2005), Finalista en el IX Premio Fernando Lara de Novela en España 2004.

Actualmente es Directora de la carrera de Letras Hispánicas del Tecnológico de Monterrey.

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