Lobos, anarquistas y monólogos

Caliche Caroma

¡Que viene el lobo!, monólogo de Luisa Fernanda Aguilar, ella actúa y también escribió el texto, la dirección la lleva Luis Vigil Álvarez. Este trabajo teatral de corte infantil, pero no exclusivo para chamacos, se presentó el 9 de agosto en el Teatro Ocampo, como parte de Teatro a una sola voz, 17 Festival de Monólogos 2022, en su penúltima función en Morelia, Michoacán, dentro la gira nacional. Aullidos de lobito en la cantera rosa.

¡Que viene el lobo! es una propuesta que plantea la posibilidad de derribar los malditos prejuicios, ¿por qué los lobos siempre tienen que ser los malos? Además, entre maquetas y grabaciones de voz, enfrenta el problema del desarraigo, la migración y el reinventarse para adaptarse en un contexto en donde las cosas parecen que son todo el tiempo hostiles. Hermano lobo…

Las risas de los infantes que acudieron la noche del 9 de agosto al Ocampo alegraron a Luisa Fernanda Aguilar, al terminar la función, la actriz ofreció una sesión de fotos con la luna, sí, una luna que es un diodo emisor de luz (led). Las marionetas emergentes (sacacorchos, regaderas de metal, etc.) le dieron vida a la maquiavélica Caperucita Roja y compañía, también hubo mosquitos, lagartos y hombre con rifles. Lobo, lobo, ¿estás allí?

Quizá lo único criticable es esa tendencia del teatro actual a querer ser cine, algo que también pasa en ¡Qué viene el lobo!, así como en otras de las entregas del décimo séptimo festival de monólogos, pues en algún momento la voz en off y el montaje no dan posibilidad a la actuación para que vaya más allá, no se puede salir del guion, tampoco se trata de improvisar, pero sí de presenciar algo menos cuadrado. Sin embargo, la gente disfrutó y aplaudió y se tomó fotos con la bola luminiscente.  

El banquero anarquista, obra escrita por el multifacético Fernando Pessoa, este fue el monólogo con el que se cerró la gira de Teatro a una sola voz en la tierra de Pito Pérez, la mariposa monarca y los narcopolíticos. La adaptación del texto es de Luis Mario Moncada y la dirección y actuación de David Hevia. 

El banquero anarquista es un señor con argumentos algo retorcidos, inamovible como corresponde a los adultos que lo han visto todo, es categórico con sus dichos, él cree que el anarquismo es el individualismo exacerbado, aunque en su juventud intentó hacer equipo con sus camaradas, no lo logró, por eso llegó a la conclusión que lo mejor es joder al sistema desde adentro, fuck the system! 

¿Y cómo convertirse en esa fuerza centrífuga que sabotea al inhumano capital? Nuestro protagonista asegura que las ficciones sociales nos tienen atados, de tales ficciones la burguesía se aprovecha para tener atrapados a los más débiles, los pobres y soñadores. Se trata de darle la vuelta a esto para ser libres, la aspiración del anarquismo, pero ¿cómo? El anarquista, a través de la experiencia y la observación, tiene una respuesta. El dinero es el motor de todas estas ficciones, por lo que el acto más anarquista que puede existir es hacerse rico, controlar el dinero, es decir, un banquero exitoso, el dueño de los medios, el amo y señor. Sólo de esta forma el anarquismo saldrá victorioso y los otros aprenderán la lección, la salvación es individual, la conmiseración es para los débiles. 

En algún momento de la obra se prendieron las luces en el teatro Ocampo y el anarco capitalista preguntó a los presentes que cuáles eran esas ficciones sociales que hemos interiorizado hasta el punto de creerlas naturales. Alguien por allá contestó que el teatro, otro más que el cine. Hubo gente que escondió la cabeza o se hizo el que estaba viendo a su compañero de asiento o el celular, qué miedo que le preguntaran a uno y no supiera qué contestar. Se apagaron la luces de nuevo y El banquero anarquista siguió con lo suyo. Hubo uno que otro asistente que movía la cabeza para darle la razón al choro mareador que tenía más contradicciones que el actual gobierno. Chistosa la actitud del público cuando es interpelado, ¡a la mierda la cuarta pared! 

Casi al final, después del discurso de convencimiento para que todos nos convirtamos en banqueros anarquistas, el protagonista revienta con «Anarchy in the UK» de los Sex Pistols, se quita el saco y los zapatos, se pone las botas y se baña en sidra de manzana. Sólo faltó que salpicara al público con la bebida de bajo contenido etílico, una actitud punk que los más simples relacionan con el anarquismo, ¿qué pensaría Proudhon de esto? La justificación de un aparente fracaso, la victoria de la contradicción, la filosofía de ventas, Pessoa en la tabaquería de enfrente… Excelente trabajo actoral, sin duda, lo mejor de Teatro a una sola voz. David Hevia se despidió sudando, la gente aplaudió y el telón cayó.

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