La deshonra de Sarah Ikker

Horacio Cano Camacho

La novela negra se ha extendido por todo el mundo, no cabe duda. La podemos encontrar en lugares y culturas insospechadas. Lo que se llegó a pensar era una “tradición anglosajona”, fue rápidamente discutida por exponentes franceses, quienes incluso reclaman el apelativo de “negra” a partir de una colección de la editorial Gallimard y su ahora célebre serie noir (negra). Luego la idea de un estilo “local” se rompió definitivamente y ahora es un fenómeno global.

Uno de los sitios más complicados para la novela negra pudiera pensarse es el mundo musulmán por todas las “características” que por estas tierras les atribuimos y la conflictividad social y religiosa. Sin embargo, hay excelentes exponentes y el género está muy vivo y por ello quiero hablarles de uno de los más vigorosos.

Yasmina Khadra

Se trata de Yasmina Khadra, autor de origen argelino y seguro ya lo intuyó: Su nombre literario es femenino. Se trata de un seudónimo que Mohamed Moulessehoul creó a partir de dos nombres de su esposa. Hay muchas hipótesis de porqué lo hizo y de hecho ya era muy famoso (a) cuando se reveló la identidad real. Mohamed Moulessehoul era un oficial del ejercito argelino cuando utilizó el recurso de la novela negra para denunciar las lacras de su país, en ese momento en guerra abierta con el fundamentalismo religioso, pero donde el mismo estado era cuestionado y evidenciado en toda su corrupción.

El propio autor ha dicho que el nombre es un intento de evidenciar la condición de la mujer en los países musulmanes y el riesgo que corren de triunfar las corrientes religiosas más radicales. Otros piensan que era una manera de mantener su integridad ante sus propios compañeros de armas… En fin, Yasmina Khadra como sigue firmando, inició su carrera literaria con un personaje muy potente, el Comisario Brahim Lob, un veterano héroe solitario, empeñado en la lucha contra el integrismo irracional y sus conexiones con los centros de poder económico y de la industria militar. Fueron tres novelas que le dieron a conocer fuera de las fronteras de Argelia y ahora son conocidas como La trilogía de Argel: Morituri, Doble blanco y El otoño de las quimeras, publicadas en español por Alianza Editorial (2016, ISBN del eBook 9788491044017 en un solo volumen).

Yasmina Khadra cambió rápidamente de escenario y ha generado textos de igual calidad centrados en analizar el fenómeno del terrorismo integrista musulmán en Israel y Palestina (El Atentado); París (Khalil); Libia (La noche del Rais), Afaganistan (Las golondrinas de Kabul), Irak (Las sirenas de Bagdad) y con otras novelas fuera del género negro, todas publicadas por Alianza.

Sus libros rompen definitivamente con la visión occidental del monstruo surgido de la nada, por pura maldad. Se mete en la piel de sus personajes y analiza las motivaciones y el proceso social y cultural que le va creando, rompiendo con la estigmatización simplista que ha ido generando una islamofobia tan irracional como lo que ésta dice combatir.

Ahora regresa con una novela fenomenal ambientada en Tánger, Marruecos, La deshonra de Sarah Ikker (2019, Alianza editorial, ISBN 9788491817994), por cierto, dedicada a Paco Ignacio Taibo II.

Driss Ikker, un policía íntegro, responsable y muy centrado, desaparece una semana entera sin dar pista, para finalmente ser localizado borracho en un prostíbulo de mala muerte. Driss no puede soportar la tragedia que le ha ocurrido. Su esposa Sarah fue violada y a nadie, en la comisaría de policía, parece interesarle dar con los responsables. La brutalidad del hecho no solo está destruyendo a su esposa, sino que se extiende a toda la familia. Ella es doble, triplemente victimizada, por la policía, por sus amistades totalmente superficiales, y por el propio esposo, que no obstante ser un personaje honesto, tiene una carga tremenda de machismo en la cual, siente que él es la víctima, que su honra, su futuro ha sido destruido.

La novela está llevada con mucha inteligencia y no se centra en un discurso sociológico. Simplemente deja fluir la historia y a través de las conversaciones, de las actitudes de los protagonistas, vamos descubriendo una sociedad clasista, machista y corrupta, donde todo mundo avanza sobre esqueletos que ni siquiera se molesta en meter a los closets. Un mundo donde para subir, para destacar hay que hacerse de la vista gorda, aprovecharse de la desgracia ajena y vender cara la lealtad. El mismo Driss Ikker, hijo de un pastor muy humilde, construido a base de esfuerzo y trabajo, aprovecha su matrimonio para escalar en esa sociedad clientelar. Y eso no lo hace un tipo malo per se. Ese es el mundo que habitan.

Driss debe investigar por su cuenta, no sabemos si por justicia o para aminorar “su deshonra” y la de su esposa, pero tendrá que enfrentarse a un sistema construido para soportar el edificio de la corrupción y el oportunismo…

El final es impresionante, y es un giro complejo, fuera del canon de la novela negra típica. Todo el libro es rico en matices, en diálogos de gran factura con un lenguaje contundente y estremecedor, con un ritmo implacable. Es una historia de amor, un thriller potente que nos lleva a la oscuridad de la relación de pareja… Léalo, es un estilo de novela negra muy peculiar, muy de Yasmina Khadra.

Podríamos intentar (es imposible no hacerlo), castellanizar los nombres, llamarles Pedro, María o Juan López y trasladar la historia a San Miguel de Allende o cualquier otro lugar de nuestra tierra y la historia, terriblemente encajará… y eso es doblemente inquietante.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el-artefacto.

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