Sobre los huesos de los muertos

Gerardo Pérez Escutia

La recomendación de esta semana es sobre una novela muy peculiar, que aunque en estricto sentido es novela negra, pues hay crimen, misterio e investigación, no se queda en estos parámetros y va más allá, hay ecologismo, denuncia y atisbos de literatura fantástica, además de humor y crítica social, en fin, todo un festín literario que nos permitirá fugarnos un poco del aciago panorama internacional en el que los tambores de la guerra han sonado una vez más y mantienen al mundo en vilo.

Se trata de Sobre los huesos de los muertos (Editorial Océano , 2019) de Olga Tokarczuk (Sulechów Polonia, 1962), escritora, psicóloga y ensayista reconocida en su país, que en el 2018 saltó a la fama internacional al ganar el premio Nobel de Literatura. Debo reconocer que esta es la primera obra que leo de ella y estoy gratamente sorprendido ante la calidad de su prosa, su estilo narrativo es cautivador.

Olga Tokarczuk

Janina Duszejko, es una ingeniera de caminos retirada, vive en una cabaña en las montañas en el suroeste de Polonia, casi en la frontera con República Checa, divide su tiempo entre las clases de inglés que imparte una vez a la semana en la escuela rural de Kotlina y la traducción al polaco de la obra del poeta inglés William Blake, además, por el hecho de vivir todo el año en la montaña, ejerce de cuidadora de un grupo de cabañas que solo se utilizan para vacacionar en los meses cálidos del año. Esa vida solitaria que lleva le permite también dedicarle tiempo a lo que es su gran pasión, la astrología, se considera toda una experta en cartas astrales, capaz de descubrir y prevenir desgracias como toda suerte de augurios con solo saber la fecha y hora de nacimiento de cualquier persona. 

Janina tiene muy pocos amigos, y únicamente dos vecinos en lo alto de la montaña; Pie grande, un tipo huraño y hosco, ocasional cazador furtivo, y ”Pandedios” un viejo que vive alejado del mundo, que como el mote que Irina le puso, es todo un pan de Dios.

Una noche en pleno invierno, llega Pandedios a la cabaña de Janina alarmado, diciéndole que Pie Grande yace inconsciente y al parecer muy golpeado a la entrada de su cabaña, cuando llegan lo encuentran ya muerto y sin nada que hacer, la escena del crimen es extraña pues alrededor del cuerpo hay múltiples huellas de animales, particularmente de corzos que abundan en el bosque y que son las presas favoritas de los cazadores furtivos.

Janina y Pandedios, de manera contraintuitiva mueven el cuerpo y lo visten con su mejor traje, como una manera de demostrar respeto por el muerto, cuando llega la policía (a quien ellos mismos llamaron) son amonestados por Abrigo negro, el policía a cargo de la investigación, que además es hijo de Pandedios. En la escena del crimen, al estar modificada, se pierden posibles indicios y todo apunta a que quedará como una muerte sin resolver, ya que el finado no era una persona importante, más bien era un sujeto no muy querido en la pequeña comunidad montañesa, y hasta se percibe cierto alivio por su muerte.

Janina no queda conforme y comienza a hacer su propia investigación, con una mezcla de esoterismo, un conocimiento profundo de la naturaleza de las personas y del entorno en el que vive, va tejiendo hipótesis y llega a la conclusión que a Pie grande lo mataron los animales del bosque por su condición de cazador furtivo, así se lo hace saber a la policía y la tildan de “vieja loca y excéntrica”, el caso se archiva, Janina rumia su frustración y enojo cuando ocurre otro crimen, y otro, y dos más.

Los asesinatos se acumulan, cada uno más violento que el otro, todos en entornos aislados y de miembros -ahora sí- prominentes en la pequeña comunidad hasta que se pierde por completo la placidez en la vida de sus habitantes. La zozobra sienta sus reales y se comienzan a barajar varias hipótesis que van desde un asesino en serie, hasta… el “chupacabras” (si, nuestro viejo conocido) y en medio de todo, Janina sigue fortaleciendo su hipótesis, pues varios de los muertos son cazadores y ella está convencida de que los animales se están vengando por tanta cacería y desprecio por la naturaleza.

A medida que avanza la historia, los personajes van ganando en volumen y complejidad, Janina es dueña de una gran inteligencia, pero a la vez vive lastrada por añejas supersticiones y rencores no resueltos, habla con frecuencia con su madre muerta y está convencida de estar en medio de una conspiración fatal en la que la naturaleza quiere venganza, los personajes particularmente los asesinados son todos un compendio de vicios, de prepotencia y arrogancia, que hacen que Janina, aunque empeñada en saber quién o quienes los mataron, vea una suerte de justicia cósmica en sus muertes, creencia que fortalece al elaborar las cartas astrales de los muertos.

La novela no decae en ningún momento, la autora nos hace disfrutar los diálogos picantes e inteligentes de los personajes, y logra que empaticemos totalmente con la “loca” de Janina, una mujer que se fue construyendo un mundo interior en el que todo encaja, en donde las leyes del cosmos rigen las vidas de las personas y animales de manera inexorable, y lo explica todo con una lógica apabullante que hace tambalear nuestro escepticismo de lector.

Al final todo se explica, la autora nos brinda un final que redondea magistralmente la historia y la inscribe por derecho propio en la novela negra con tintes góticos. Muy recomendable novela, que sirve muy bien como puerta de entrada a la obra de esta excelente escritora.

Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de el artefacto.

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