Livier Fernández Topete
Los hay expresionistas, cuyo hacinamiento tiene su propio rostro, los objetos se les parecen, a su paso los otros y lo otro, se transforman en alguna pieza de su interior, su sombra se traga a la realidad, su silueta se deforma en las pupilas y se funde con la apariencia del resto.
Los hay cubistas, que amontonan pelotas, televisores, pirámides de diferentes tamaños, les gusta cortarlo, pulirlo y rebanarlo todo hasta dejarlo con alguna configuración geométrica.
Los futuristas apilan naves espaciales, tecnología de punta, aparatos que pongan a prueba la velocidad, se sabe que les causa placer hacer trizas los libros de historia, la correspondencia de papel y timbres, les fascina el ruido que produce la ruptura de artefactos antiguos.
Los abstraccionistas líricos aglomeran sentimientos hechos formas y colores, el mundo no es tan interesante como para reproducirlo en sus espacios privados.
Los dadaístas que acumulan manifiestos para destruirlos en sus fiestas de cumpleaños, suman contradicciones, convierten cualquier cosa en cualquier otra cosa que contrasta con su uso consensual.
Los minimalistas, que almacenan vacíos o los que, aunque con espacios limpios visualmente, reúnen emociones turbias en el espacio interior.
Están los surrealistas, que coleccionan absurdos, que tienen habitaciones que parecen sueños, que comen sobre pieles animales e hincan los dientes en lo desconocido, se bañan en aguas del inconsciente y van a sus oficinas mojados y desnudos.
Todos amontonan basura con envoltura de acierto, todos reunimos falacias con vestidura de certeza, jugamos a limpiarnos, a vaciarnos y pronto volvemos a llenarnos de mundos.
Livier Fernández Topete
(Ocotlán, Jal.)
Lic. en Psicología (ITESO); Maestría en Artes, Especialidad en Educación en el Arte (UANL); Certificación Internacional como Sommelier de Té (EL CLUB DEL TÉ). Su libro aforístico A mares fue publicado por la UANL dentro del marco de la FIL (Monterrey 2011). Becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en el género de Poesía donde escribió el libro Frente al desierto, publicado en el 2016 tras ser seleccionado en una convocatoria para escritores michoacanos o residentes de ese estado, por DIABLURA EDICIONES y la SEMICH (Sociedad de Escritores Michoacanos).
