Balbuceos 

Ernesto Hernández Doblas

: “… lo indecible, aquello que no encuentra expresión, es el centro de gravedad en torno
al cual gira toda verdadera obra de arte…”.
Franco Rella

Lo indecible existe
agazapado/fugaz/oscuro
y la intuición nos dice
que resulta hermosa y trágica
esa circunstancia irremediable.

Y nos quedamos callados
como la lluvia frente al mar
porque sabemos e intuimos
porque aprendimos a callar
porque no hay boca que alcance
los besos del infinito
porque en lo indecible
está la Verdad y lo que
mueve a las cosas y los seres
en su arca de Noé humanista. 

Lo indecible entonces palpita
en alguna parte de todo lo que es. 

En el principio no fue el Verbo
sino lo que no era Verbo, 
lo que lo antecedía locamente
como un no sé qué
que queda balbuceando.  

Hablar es balbucear
acomodando las palabras
como un pintor las melodías
de su poema interno. Como
el bailarín acomoda
su ciencia exacta 
en las páginas del viento. 
Como el poeta interpreta
al personaje ambiguo 
de las estatuas que sueñan
con la estatua perfecta del sonido. 

¿No será que lo indecible
es el eco de lo inconsciente 
y que lo «único» que logra
el ser humano, es de-le-trear sus resplandores?
Deletreo que por supuesto entrega luces nuevas
y vino nuevo en las vasijas de la conciencia.
A la superficie suben entonces
los signos de la vida y de la muerte
que se agitan en las profundidades
en las profundas edades de lo eterno. 

Con ese resplandor o relámpago
o balbuceo musical
los humanos podemos
reconfigurar nuestro ser
darle nuevas herramientas
respirar de mejor manera
escribir en lenguas de embriaguez.

Pero sabemos que igual que en los mares
o en la materia oscura
o en el corazón del mundo
o bajo la piel de una mujer
que a mares ama
lo indecible seguirá siendo
abismo e inmensidad
que nos habita e impulsa.

«Lo indecible
lo que no encuentra expresión
es el centro de gravedad
en torno al cual gira
toda verdadera obra de arte».
La frase contiene todas las palabras perfectas
para decir lo que quiere
para enunciar lo que siendo no es
sino murmullo de fantasmas. 

Indecible
expresión
gravedad
verdadera
arte.

Toda Verdadera Obra de arte
nace de una impotencia
de una imposibilidad
de una esperanza
de un fracaso.

Decir lo indecible.
No habría otra razón
por la cual alguien
ocupara su esfuerzo
su tiempo
su concentración
en Crear máquinas de palabras
si no es para Decir
para intentar Decir
algo que en el fondo
el mismo escritor no sabe
pero intuye que ahí está
entre los abismos y grietas de la Palabra.

Algo que es él pero lo supera
algo que está en lo externo
pero no puede ubicarlo
algo que está entre su conciencia
y la conciencia de lo que le rodea.
Algo que lo hace ir de un lado a otro
entre la realidad y el deseo.

He aquí una paradoja:
mientras quien escribe
intente decirlo Todo
con el ingenuo afán de así
encontrar lo Indecible, el Misterio
lo Imposible o lo fundamental,
menos Dirá. Es como si
intentando marcar una línea
con una cuerda sobre el abismo
no hiciera sino enredarse en ella
sin avanzar ni un paso.

La escritura del resplandor de lo Indecible
es la que seduce, la que se abstiene de la totalidad
la que balbucea
la que usa a las palabras
para abrir la conciencia de su hueco
del vacío. De lo indecible.

Tal vez toda buena escritura
no sea sino el signo
que anuncia que lo importante
no puede ser dicho
o que en todo caso se halla
más allá de lo dicho.
Que lo que puede decirse
es un límite, un umbral
después de lo cual
no resta sino guardar silencio.

Imagen de portada por: Johnson Martin en Pixabay

Ernesto Hernandez Doblas

Ni la secundaria terminó pero insiste en escribir poemas, ensayos, minificciones y dislates de todo tipo. Ha publicado por obra del azar y las circunstancias algunos libros de poemas. Dar talleres literarios le apasiona porque así puede seguir aprendiendo. Fue novillero en sus años mozos y luego darketo. Actualmente es un embobado abuelo. Como José-José, ha rodado de aquí para allá y en ese balbuceo vital ha participado en una película, tres cortometrajes y algunas obras de teatro. Anduvo unos años haciéndole al reportero, trabajó en gobierno un tiempo así como de empleado en dos tiendas departamentales entre otras actividades, pero la mayor parte de su vida ha ejercido como desempleado. Es adicto a la literatura perversa, oscura y maldita. Ermitaño. Su mantra preferido: «preferiría no hacerlo».

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