El mentalista 

Gerardo Pérez Escutia

Hace algunas semanas, reseñamos la novela La secta, de Camilla Läckberg y Henrik Fexeus, que fue la segunda colaboración que hicieron los dos autores para escribir, nos quedó la inquietud de buscar la primera, la encontramos, y es la obra que en esta ocasión reseñaremos, se trata de El mentalista (Editorial Planeta, 2022), escrita por los citados autores.

Recordemos que Camilla Läkberg es la escritora más reconocida del noir escandinavo en la actualidad, y que al emprender una colaboración con Henrik Fexeus, le da un vuelco estilístico a su obra, logrando unas historias más complejas y prolijas en cuanto a información y construcción de enigmas, además, introduce un personaje “real”, que en ocasiones es requerido por las fuerzas policíacas (aunque no les guste reconocerlo), “el mentalista”, para la resolución de casos especialmente difíciles.

Camilla Läkberg

La policía de Estocolmo ha creado una fuerza especial de investigación que mantiene un poco off the record, un grupo de policías que proviene de diferentes departamentos y que en teoría es lo mejor de cada uno de ellos, es un grupo variopinto que no tiene historia en común y que deberá probar su efectividad en el corto plazo para adquirir rango de formalidad, y su incorporación plena a la corporación.

El grupo lo encabeza Julia, una experimentada comandante, con un palmarés impecable, y que carga con el estigma de ser hija del jefe de la policía de Estocolmo, está atravesando una etapa difícil de su vida, ya que está entrando en la madurez y está obsesionada por ser madre.

Mina Dabiri es la investigadora estrella, tiene una personalidad hosca e introvertida y su vida personal raya en la misantropía, por su obsesión con los gérmenes que hacen que eluda todo contacto físico; tiene un pasado de abuso de sustancias psicotropicas.

El resto del equipo lo componen: Peder, recién estrenado padre de trillizos y a la vez el mejor analista de información de la policía Sueca; Christer, el veterano, al que siempre le toca dar las malas noticias, hombre bonachón y solitario, y Ruben, el macho del grupo, obsesionado por su físico y su sex appeal, hábil y eficiente investigador a la vieja escuela.

El grupo de investigadores se enfrenta a su primer gran prueba cuando se descubre a orillas de un lago en Estocolmo un macabro hallazgo; en una caja, como las usadas por los magos, se encuentra el cuerpo de una mujer terriblemente masacrada, atravesada de lado a lado por espadas, como en un fallido acto de magia, no hay huellas y solo encuentran como posible pista el reloj de la víctima parado a las 3:00 p.m.

Ni la policía científica ni ninguno de los investigadores encuentran ninguna pista para resolver este crimen, desesperados y antes de que el caso se les salga de las manos y se convierta en un problema mediático, Julia y Mina, deciden arriesgarse y se disponen a pedir ayuda de un mentalista.

Vincent Walder es un prestigiado mentalista, muy famoso en la sociedad sueca, sus espectáculos llenan teatros y auditorios en el país y en el extranjero; a pesar de que siempre hace la aclaración de que sus espectáculos no tienen nada de magia y todo se basa en control mental y conocimiento de la psique humana, no dejan de tener un aura de misterio que raya en lo sobrenatural, situación que él aprovecha para acrecentar su fama y fortalecer su imagen mediática.

Al terminar una función especialmente demandante, Vincent recibe la sorpresiva visita de Mina, quien ante su sorpresa, le conmina a que lo acompañe para pedirle su ayuda y colaboración con la policía en la resolución de un caso que los tiene en un callejón sin salida.

Así comienza la colaboración del mentalista con la policía, en particular con Mina, con quien desde el primer contacto se formó un vínculo muy especial, una colaboración que avanza a pesar de las resistencias del resto del equipo, en especial de Ruben, quien no baja al mentalista de “mago de feria” y busca desacreditar su participación en todo momento, Ruben, sin embargo, en su fuero interno se siente desnudo frente a Vicent y sabe que él puede descubrir sus “secretos”.

Comienzan a hacerse conjeturas y planteamientos numéricos, se indaga en enigmas nemotécnicos que pudieran dar alguna pista, en eso están, cuando se suceden otros dos crímenes en parecidas circunstancias, aparece el cuerpo de otra mujer en un parque público con un balazo en la boca —crimen que en un principio se creyó suicidio— y en un estacionamiento encuentran dentro de un armario el cuerpo de Robert, un joven con síndrome de Down que estaba reportado como desaparecido, su cuerpo está brutalmente desmembrado, imitando también una representación de un acto de magia; aparte del modus operandi, los relojes parados con la hora de la muerte en cada escena del crimen, son las únicas pistas.

Se indaga en la identidad de las víctimas, se buscan coincidencias, se establecen vínculos y poco a poco se va perfilando un elemento común a los crímenes, y este apunta a Vincent, el Mentalista, y su papel de coadyuvante en la investigación da un giro… al de sospechoso.

La trama adquiere entonces un ritmo vertiginoso, se acumulan pruebas y surgen historias del pasado de Vincent que lo incriminan aún más, por ello, él se embarca en una carrera contrarreloj para descubrir quién o quiénes son los asesinos y entender cuál es el vínculo que lo une a esos crímenes.

La historia es una delicia, a pesar de lo truculento del tema, ahonda mucho en los aspectos cotidianos y los problemas domésticos de los protagonistas, los autores nos llevan a conocer sus familias y sus historias personales, nos acercan con ellos, nada sobra, hasta los detalles más pequeños tienen un porqué en la trama que poco a poco se va solidificando hasta llegar a convertirse en un thriller impactante, cuya resolución difícilmente podemos vislumbrar, como lectores, nos apegamos tanto a la historia que no queremos que termine, cada uno de los personajes por derecho propio construye su espacio y tiene su subtrama particular, y al final, recibimos una magnífica novela que va más allá del noir, que nos regala un grupo de personajes y una ciudad (Estocolmo) que se quedarán por mucho tiempo en nuestra memoria.

Gran lectura para este verano.

Gerardo Pérez Escutia

Un sobreviviente a un colegio Marista y UMSNH, sus empleos han sido diversos, desde Bell Boy en una compañía de seguros, hasta “Country Manager” en una multinacional, pasando por veterinario, agente de ventas; encargado de turno en una “Comunidad Terapéutica” y microempresario. Ha vivido en Morelia, Uruapan, Culiacán, Ciudad de México y actualmente radica en Guadalajara, Jalisco.

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