Confesiones y arrebatos II: Error

Noé Almaguer Zuñiga

La literatura –estoy casi seguro– es un error irreparable.

Yo –con una intermitencia mortal– me despierto con la pregunta ceniza ¿por qué sigo aquí? Y otras tantas veces sólo caigo en la aniquilante y alquitranada certeza de saberme aquí

A la literatura me dedico y en ella se me va casi todo, aunque -aún- es poco. Las satisfacciones no sobran y tampoco son pocas.  Pero hay salidas del sol en que la amargura abraza y las sombras tiñen partes de mí que están habituadas a la gelidez. Y me poseen preguntas tan mordaces como al actor Tommy Lee Jones en Al límite del atardecer cuando le cuestionan si cree en la vida más allá de ésta: ¿Por qué la gente se aferraría a esta pesadilla si no fuera por el miedo a lo que hay en la otra? Luego –sin posibilidad para poner las manos– una embestida de certezas me abate: la persona que cada cuatro segundos, las 17 que cada minuto, las 25 mil que cada día: los 9 millones que sumados mueren en el mundo anualmente por hambre; las 65 mil víctimas mortales y globales del crimen organizado por año; las otras casi 500 mil por drogadicción; los más de 400 defensores de los derechos  humanos ultimados en el último año y los 2 mil millones que no tienen acceso al agua potable y los 3 mil 600 millones que no tienen servicios de saneamiento seguro y los 2 mil 300 millones que no cuentan ni con instalaciones básicas para lavarse las manos; y las más de 15 millones de mujeres que han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas; y los 20 millones de afectados directamente por el tráfico de personas; y las 100 horas que en promedio pierde un mexicano al año en el transporte público por dirigirse a laborar; y los medios de comunicación comprados ; y el mezquino 1 % de la población mundial que acapara dos terceras partes de la riqueza en el mundo y esas dos terceras partes que son 42 billones de dólares; y los 17 mil –o hasta 500 mil– mensuales de un youtuber más los miles por visualizaciones de un tiktoker en comparación de los 11 mil de un médico general del IMSS, los 8 mil de un profesor de literatura y los 5 mil de un barrendero; y las personas que escarban desesperadas qué comer en la basura y los que comen piezas de pan a 75 pesos y las infancias que no sobrevivirán a su propia infancia y el que no puede abrir el hocico para decir la verdad porque el mundo puede perdonarte todo menos eso y el que está a punto de matar a su congénere porque se le quedó viendo y el peatón –que por sobre todo–  graba porque alguien tiene que hacerlo y porque si no quién le va a creer  y que la inflación y los patrones y los padres y los hijos y los sueños y la ansiedad el insomnio la salud y los demás y aquellos y éstos y los otros y nosotros y la bala. 

Y ya.

En una sociedad como ésta –donde todo es susceptible de ser capitalizado, donde nada que no sea presentado como espectáculo no sirve– la literatura es un error. Y por ese error yo sigo aquí

Noé Almaguer Zúñiga

Originario de Irapuato. Estudió en la facultad de Literatura y lenguas hispánicas. Radica actualmente en Morelia, Michoacán. Se dedica a la gestión cultural por medio de la labor libresca, intenta no dar pataleadas de ciego en el campo de la creación literaria. Amante de la novela negra y lee con devoción a Roberto Bolaño y Leila Guerriero. A partir de ahí siente el compromiso de mirar agudamente y narrar lo visto. No disfruta escribir pero sí cuando termina de hacerlo.

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