El Tarot de Leonora

Livier Fernández Topete

Podrás no creer en la magia,
pero algo muy extraño está pasando justo en este momento. 
Tu cabeza se ha disuelto en aire ligero
y puedo ver los rododendros cruzando tu estómago.
Leonora Carrington, La trompetilla acústica.

Hablaba del Mago en el Tarot, era una cena para despedir a nuestra amiga que estaba a punto de partir al norte, recordé la relación arquetípica del arcano con el mito de Hermes, la pantalla del celular parpadeó y me distrajo… Veo una entrada con mensaje de Adriana Romero, sigo adelante en la conversa para minutos más tarde atender al llamado de Adrell, quien me escribe desde el Estado de México (yo vivo en Michoacán): 

– Presentamos el Tarot de Leonora el viernes. ¿Podrías venir a la presentación? Es que sé que estás lejos. Pero en una sensación surrealista te escribo. Queremos que alguien lea el Tarot de Leonora. Sé que es de locos, pero tuve ese llamado. Si es viable, me avisas. Abrazos.

Sonrío y veo cómo se entrelaza la palabra, el pensamiento, una emoción determinada, eso que llamamos realidad. Ante una invitación surrealista, respondo con una afirmativa a la altura del inconsciente, de lo imaginario e irracional, más allá de las limitaciones físicas: me apunto a la aventura. Las siguientes horas corrieron como entre sueños, dos días después estaba en el evento.

Para llegar al descubrimiento del mazo había que subir al Teatro Quimera, junto a la iglesia del Calvario en Metepec, el restaurante Múbú vestido de flores y con la Novia del Viento revoloteando ya entre las mesas. 

La noche venusina del 3 de marzo se dispone a revelar la caja negra de Carrington en sus dos ediciones: Pop y de Lujo. Adrell me hace entrega para preparar mi área de trabajo, un estuche de cuidadosa manufactura en el que se encuentra el mazo, el libro de Micaela Mendoza Hägglund, una manta negra con bocetos de Carrington alusivos a los cuatro elementos, un hermoso dije que reproduce la pieza escultórica Looking in de la artista a pequeña escala y una fotografía de Leonora, todo sumergido en negro nigredo, reluciendo lo oculto aún para la conciencia. 

Se abre boca y comienza la magia, somos movidos por ella, somos canales de su voz, la noche del viernes tiene su nombre y su rostro dibujado en la luna. 

Tras el cierre de las formalidades, hacemos brindis colectivo con garañona, recito en voz alta mi rezo al espíritu de la verdad, convoco a lecturas individuales. Nunca había leído a tantas personas, una tras otra, una sola carta que, dé algún tipo de respuesta, que deje una mirada o una nueva pregunta. Trance. Looking in pende de mi cuello y su redondez gira para ofrecerme otras arcánicas perspectivas, un rostro femenino se pierde en otro masculino, una piel blanca en otra bronce, la altura de los cuerpos que tengo enfrente sube, baja, vuelve a subir, las voces emiten tonos graves y agudos. Humanos, las preguntas son las mismas, las inquietudes no cambian, los ojos cristalinos traslucen secretos, El Carro se atasca, La Rueda va en sentido inverso, El Emperador nos muestra su lado autoritario y La Emperatriz deja entrever el caos que explota en La Torre. La jornada termina y empiezo a sentir el hambre y el frío, las manos heladas que estrecharon minutos atrás al chico de la mirada triste y perdida. Regreso al cuerpo, ceno, tomo una bugambilia con sabor a cítrico, dejo el espacio lamentando no haberme asomado a la librería contigua del FCE y desciendo por el elevador como en una nube, camino casi floto hasta llegar al auto que pondrá en marcha el retorno a la vigilia, entre brumas quedó el paréntesis que abrió Cronos, la maga nos regresa poco a poco las cabezas, dejando a los rododendros aleteando en el estómago, ha hecho su alquimia.



Livier Fernández Topete
(Ocotlán, Jal.)

Lic. en Psicología (ITESO); Maestría en Artes, Especialidad en Educación en el Arte (UANL); Certificación Internacional como Sommelier de Té (EL CLUB DEL TÉ). Su libro aforístico A mares fue publicado por la UANL dentro del marco de la FIL (Monterrey 2011). Becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en el género de Poesía donde escribió el libro Frente al desierto, publicado en el 2016 tras ser seleccionado en una convocatoria para escritores michoacanos o residentes de ese estado, por DIABLURA EDICIONES y la SEMICH (Sociedad de Escritores Michoacanos).

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