Caliche Caroma
Recién comenzó 2023 y Cristina Bello viajó al Sur de América, se fue a la Argentina para estudiar la maestría, en la conquista de sus proyectos andan sus pasos. Para no perder de vista a la autora de Pistola de Agua, aquí les dejamos una entrevista que le hicimos a la poeta y narradora nacida en la capital michoacana, ella misma nos cuenta de sus andares en los primeros años de existencia, la vida universitaria, su pasión por la lectura y la escritura y otros detalles para conocer un poco de lo mucho que hace esta talentosa mujer que hoy ceba mate frente al Mar de Plata.
Los orígenes. Cuando nací estuve viviendo con mis abuelos en la Félix Ireta y después me fui a la colonia Benito Juárez. Estos son mis barrios morelianos. La primaria la estudié en la Independencia, la secundaria en la Federal #2, el bachillerato en el Cedart y la universidad en la UNAM, en el campus de aquí de Morelia, la licenciatura en literatura intercultural. Pura educación pública la que tuve.
La literatura. Desde niña quería hacer algo relacionado con leer, quizá después con escribir. Cuando supe que sí existía una carrera tal cual, la de letras, pues se me metió en la cabeza esta idea, de la secundaria en adelante. Mi motivación principal era que me quería convertir en escritora. Ya en la carrera profesional me di cuenta de que las cosas no eran así de simples.
Los primeros libros. Mis lecturas estuvieron alimentadas por las sagas juveniles que me tocaron vivir de niña y adolescente. Sé que ahora J. K. Rowling está muy cancelada, pero Harry Potter sí marcó una parte de vida, pensaba “cómo esta mujer pudo imaginarse todo este mundo”. Yo también quería imaginarme cosas así. Cuando estaba en la preparatoria, en donde había más cercanía con las artes, me pude rodear de lecturas desconocidas y entré a un taller de creación literario con una profesora del Cedart. Recuerdo que la maestra me dio a leer una antología llamada Nocturna Palabra, de Elías Nandino. Fue mi primer clic más en serio con la poesía, el género con el que más me identifico. La brevedad y el sonido de los poemas de Nandino me atraparon, eso es lo que quería escribir yo. Luego me encontré con otras obras como Las batallas en el desierto, de Emilio Pacheco, un autor al que le tengo mucho aprecio.
Otras islas, otros continentes. Yo era muy mala alumna (risas). En la universidad me gustaban algunas clases, no todas, los teóricos que eran importantes y etcétera. Pasaba algo curioso en la licenciatura, leíamos mucho de filosofía, antropología, sociología, pero en realidad era poca la literatura que me enseñaban allí. Por consejo de un profesor fuera de la escuela, quien me dijo que debería llevar mis lecturas personales, comencé a buscar autoras y autores por mi cuenta. Leí, entre otr@s, a Dino Buzzati, Italo Calvino, Jorge Esquinca y a Enriqueta Ochoa, que es mi escritora favorita y de cabecera.
La poesía. Lo que he estado reflexionando en estos últimos días es que la poesía para mí es un juego. Lo que me gusta en este momento es sentirme como una niña en juguetería. De esto hablaba Zel Cabrera hace poco y coincido con ella. Hay que jugar con las palabras, con las imágenes y los sonidos, y pensar cómo va a llegar ese juego al otro cuando nos lean; qué cosas de ese juego quedarán en los demás cuando nos leamos.
Pistola de Agua. Yo quería escribir sobre las tortugas en un principio y no me resultó, pero gracias a esto encontré una historia sobre la fundación de Japón. Dentro de esta fundación de Japón aparece una leyenda de dos hermanos que son los pioneros en el conjunto de islas. Ellos son enviados por unos seres superiores e invisibles a la tierra para poblarla, al momento que hermana y hermano intentan procrear no pueden, pues los hijos que tienen nacen con malformaciones. Los hermanos regresan con los seres invisibles para contarles lo que pasa, la respuesta que les dan es que esto sucede porque las mujeres no deben hablar primero.
Esto me detonó un montón de cosas en mi cabeza, sobre todo por el contexto de lo que vivimos en México. ¿Cómo era posible que esa historia de hace tantos años me esté haciendo tanto ruido? El tema del silencio de la voz femenina me pudo mucho en ese momento. Luego quise escribir algo oriental, tampoco se dio, ha sido una constante experimentación. Finalmente pensé que no tenía que irme tan lejos, vivo en México y tenemos aquí muchos ambientes en donde puedo imaginarme esta historia.
Quise contar lo que sentía desde la voz de una niña que vive en la costa. Aparece un grupo de seres extraños junto con una mujer, ella vive en un pueblo con playa, suceden fenómenos inexplicables, todo tiene que ver con ocultar las cosas, con no decirlas. Estos seres podrían representar células del crimen organizado, como lo que pasa en Michoacán, y éste es más o menos el contexto del libro.
El libro se divide en tres partes: “La inundación”, “Neptuna” y “Pistola de agua”, que le da título al poemario. En esto de la experimentación lo que hice fue escribir la primera y la tercera parte en prosa poética y “Neptuna” en verso libre. Me interesaba sentir el cambio de voces, porque en la primera y tercera parte habla la niña. Sí es un poemario, pero se cuenta una historia, se narra algo desde la poesía.
El ayer, el después y los planes. En este momento estoy trabajando en el periodismo. Estoy en una etapa más de lectora que de escritora, concentrada en encontrar libros que me emocionen. Escribo reseñas y notas periodísticas por lo del trabajo. Tengo mis textos en el cajón, para tallerearlos. Me interesa escribir acerca de las plantas. Se viene la segunda edición de Pistola de Agua. Me dieron la noticia de que en Jalisco adaptarán a teatro mi libro. (Y Cristina Bello se fue Argentina, así que esta historia continuará…)
Escritor putrefacto que deja el alma en cada tecla, a veces es grasa esa alma. Ganador dos veces consecutivas del premio «Mejor dedícate a otra cosa». En su casa lo conocen como Panchito porque baila el cha cha cha. Quiere adelgazar, pero no puede.
