Fernanda Palacios: ser una canción

Caliche Caroma

Fernanda Carolina Palacios Cruz, mejor conocida como Fernanda Palacios, nació el 15 de noviembre de 1994, en Cuernavaca, Morelos. Desde hace varios años vive en Morelia, llegó a la capital michoacana para estudiar una carrera universitaria, de poco a mucho se fue involucrando en la vida social, artística y política de esta ciudad, primero con el colectivo que defiende y protege el manantial de La Mintzita, mismos que organizan desde hace años la Feria del Agua y Tianguis La Gotita; y después pasó a ser parte importante de las colectivas feministas, principalmente por su voz y sus canciones con las que ha participado en las diferentes marchas y manifestaciones de las mujeres que han decidido romper el silencio.

Fernanda Palacios, también con raíces en Pénjamo, Guanajuato, respondió unas preguntas sobre su vida y su carrera artística. Amable, alegre y siempre dispuesta a “echar la mano”. Ella misma se va deshojando como flor para mostrarnos el polen de su corazón. La intención es que quien no la conoce pueda acercarse a su trabajo creativo, y quienes ya tienen noticia de su existencia, conozcan más de esta joven cantante de oscuro cabello, roja sonrisa y verdes y morados pensamientos a la que sus más allegados llaman Ferchis.

¿Cuándo comenzaste a cantar? Jajajajaja, me da risa esta pregunta, porque necesitaría consultarlo con mi mamá. Pero pienso que comencé a cantar antes de que tuviera conciencia de mi existencia.

¿Por qué elegir el arte o por qué no elegirlo? Mi personalidad y mi ser sensible, distraído y creativo, combinan con el arte. No elegirlo, sería ignorar todo lo que soy.

¿Qué es el feminismo para ti? Qué pregunta tan más difícil. Para mí, el feminismo es un término que no se define, sino que se construye y se teje en el día a día con la gente que te rodea.

¿Qué significa la comunidad? Amor, ternura, templanza, aprendizaje, seguridad y conocimiento… La comunidad es un Dactylopius coccus (cochinilla). En el momento en que un integrante de la comunidad se ve agredido por alguien externo, la comunidad responde, te defiende y abraza. Es como si fuera esa capa protectora que protege y resguarda a la cochinilla.

¿Extrañas tu tierra natal, tu otra casa? Cuando haces esta pregunta, ¿estás hablando de Pénjamo o Cuernavaca? Las extraño a ambas, tengo más cercanía y responsabilidad afectiva (Jejejeje) con Pénjamo, aparte de que está mucho más cerca de Morelia, allí vive mi querida madre, mis hermanos y la gente de la comunidad en la que crecí. Sin embargo, Cuernavaca es mi nido simbólico, donde nací. Tengo muchos años que no voy, se puede decir que la extraño a mares, que le lloro y la recuerdo en silencio antes de ir a dormir. Cuando voy a visitarla, mi alma y mi cuerpo reconocen su clima, tanto, que mi cabello negro se pone mucho más suave y sedoso, en ningún otro lado he sentido esa calidez. Creo que mi alegría viene de ahí, de mi linda Cuernavaca.

¿Qué haces en estos momentos, compones? Ahora en este momento estoy más dedicada a mi profesión (contadora). Ya que de ahí sobrevivo. Pero en mis ratos libres, siempre le doy un espacio a la soledad, a mi voz y a la guitarra.

¿Te consideras cantante de protesta, por qué? Está muy loco, porque muchas personas me reconocen por cantar música de protesta. Y sí, una parte de mí de allá viene, fui estudiahambre foránea, joven, rebelde, estuve en la Casa del Estudiante América Libre, de la Coordinadora de Estudiantes en Lucha (CUL). Qué se puede esperar de una mujer que proviene de una comunidad rural, donde el analfabetismo, el trabajo y la salud son completamente escasos y lejanos. Y no sólo eso, como mujer… ¿Cómo escapas del hoyo cultural de una comunidad que únicamente tiene en mente que la mujer es para el hogar, casarse, tener hijos? Cómo le hice, no sé, pero salí y aquí estoy, cantándole a todo eso.

¿El arte es el arma? ¡Claro! Es una forma de visibilizar/te una realidad y modificar todo aquello que no te gusta. No es fácil, pero sí es de gran ayuda para los procesos de cambio.

¿Qué les dices a las niñas? Que disfruten cada momento de su niñez, porque es uno de los recuerdos más poderosos, tiernos y sinceros de la vida. Que estén atentas en su entorno. Que busquen siempre espacios seguros. Y que reconozcan sus emociones.

¿A quién admiras? Admiro a mucha bandita que está haciendo canción y que comparte su alma conmigo. Admiro a mucha gente, admiro a mis amigas y a un chingo de morras. A mi familia por supuesto… ¿Quieres que diga nombres?  Admiro las canciones de la Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Gustavo Cerati…

¿Caminar o en combi? Caminar.

¿Qué le dirías a dios si lo tuvieras frente a ti? ¡Oh por dios! Abrázame, que te extraño.

¿En qué mundo te gustaría vivir? En la Tierra, también me gustaría vivir en Júpiter. Y agrego: Los instrumentos, la música y la composición urgen en las comunidades rurales. Urge que lleguen muchos géneros de música a los oídos de los niños y niñas. Urgen más sonrisas, felicidad y más opciones de vivir la vida.

Háblanos de tu música. Aproximadamente desde 2014 compongo mis propias canciones, y mi primera colaboración fue con Lino Merino, un estudiante de la Casa Nicolaita. En ese año, si hacemos un reencuentro histórico, fue cuando desaparecieron a los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de ese 2014, y me di cuenta de que la canción es un medio poderoso para denunciar y para informar lo que estaba pasando en ese tiempo.

De por sí ya había mucho miedo desde que ocurrió la represión a las Casas de Estudiante en 2012, en Morelia. Pero desde la desaparición de estudiantes en 2014, el movimiento estudiantil se apagó en varias partes del país. De todos estos tristes acontecimientos compuse “¿Dónde están?”, una canción de esperanza, esperanza para que aparecieran con vida los estudiantes: «Porque vivos se los llevaron y vivos los queremos».

Después, en el transcurso de 2014 a 2016, hice algunas canciones como «Ahora te vas», una rancherita de despecho, de esas llegadoras. Y “Tan sencillito que es amar”. Y es hasta 2018 que nace “Mamá Chunchú”, que tiene toda una historia detrás y que ha sido una canción muy abrazada por la gente aquí en Morelia. Ya de 2018 hasta la fecha han nacido canciones como «Cefilia», «Aurelia» y «Desintegra», nada más para mencionar algunas de mis composiciones.


Fotografías: Wendy Rufino


Caliche Caroma

Escritor putrefacto que deja el alma en cada tecla, a veces es grasa esa alma. Ganador dos veces consecutivas del premio «Mejor dedícate a otra cosa». En su casa lo conocen como Panchito porque baila el cha cha cha. Quiere adelgazar, pero no puede.

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