Inhalar y exhalar: Celia Béjar

Caliche Caroma

Mamá de Azul, bailarina y coreógrafa, creadora multidisciplinaria, Celia Béjar es una mujer que decidió entregarse al arte en espíritu y cuerpo, su devenir ha sido una danza, a veces festiva, alegre, amistosa, y otras veces los movimientos son tristísimos, de adioses, despedidas que sería mejor no bailarlas… Y sin embargo, son muchas las sonrisas, las flores y las memorias que le permiten seguir girando sobre su propio eje, Celia resignifica, mediante la danza, su existencia. Nos concedió esta entrevista en la que nos habla de su trayectoria y su sentir en el baile llamado vida.

Contracción. Soy originaria de Pedernales, pueblo que pertenece al municipio de Tacámbaro, Michoacán. Nací en esta comunidad de Tierra Caliente un 17 de febrero, miércoles después del martes de carnaval, mi jefa no alcanzó a tomar la ceniza porque me andaba pariendo.

Reléase. La primera elección importante en mi carrera creativa fue decidir que quería bailar. Ingreso al Cedar a los 16 años, porque cuando salí de la secundaria cursé un par de semestres en otra prepa. Al final entré al Cedart. Iba con toda mi energía puesta a las artes plásticas, pero al mismo tiempo me entreno en la danza, tomo talleres de ambas disciplinas, buscaba algo multidisciplinario, lo sigo buscando, como puedes ver. Al final, me termino metiendo más en la danza, las vueltas que da la vida, vida que danza.

Espiral. El primer baile que recuerdo haber hecho, fue una pequeña presentación, un solo para la noche de muertos. Reafirmé, con esto, que lo mío era usar el cuerpo, necesitaba hablar desde mi corporalidad. Aquí decido y reafirmo que las artes escénicas sí eran para mí, una decisión de la que nunca me arrepentiré.

Flujo. Tuve maestros muy importantes en todas las disciplinas. En Cedart me encuentro con María Tonantzin (hija del poeta Ramón Martínez Ocaranza), ella daba técnica Graham y tomé su taller durante los 3 años que cursé ese bachillerato artístico. María contagiaba la pasión por la disciplina, ella me enseñó que este era el camino para convertirme en una profesional de la danza. Fue fundamental para mí comenzar en el Graham.

Allí mismo me encontré con la maestra Laura Díaz, su clase era anatomía en movimiento, todavía imparte esa clase que tiene que ver con las técnicas somáticas. Tuve mis primeros encuentros con el desbloqueo del cuerpo, el desenvolvimiento y el desarrollo de la creatividad, independiente al rigor de la técnica, como lo era el Graham, pero al mismo tiempo complementario.

Entrené, en esta misma época, con Jorge Cerecero la técnica mixta, conocí el Jazz Up. Fue una combinación muy importante, herramientas y técnicas diversas, y esto combinado con las artes plásticas (pintura, video, fotografía), las cuales seguía estudiando para desarrollar al máximo mi creatividad.

Postura dinámica. Bailo en todos lados, así ha sido. He bailado en la calle con el proyecto Girasoles que dirigía Edgar Espinosa (en paz baile). Nos parábamos a media avenida Madero (en Morelia), por allí andan varias fotos rolando como evidencia. Presentábamos las piezas en lugares independientes como Foro Cepa (espacio okupa en la antigua central de camiones de la capital michoacana), entre otros lugares.

He bailado en teatros, escuelas, todos los espacios tienen su magia, son muy valiosos los escenarios, improvisados o hechos para tal fin. Había un momento en el que se pensaba que tenías que ser muy revolucionario porque salías a la calle a llevar la danza a la gente, pero creo que acercar a la gente al teatro también tiene lo suyo, eso también es radical. Ambas acciones son importantes.

La gravedad. Como comenté antes, participé en muchos proyectos, pero paré un tiempo porque fui madre muy joven, nació Azul. Regreso a los escenarios con un proyecto que se llamó Vértigo Colectivo, eran puestas en escena de danza colectiva y las dirigía Jaime Rodríguez. Hubo otro colectivo de corta vida llamado Arteria, allí trabajamos la multidisciplina, salieron un par de obras que se presentaron en muestras estatales, lo importante siempre fue seguir bailando.  

En 2011-2012 comencé con Proyecto Girasoles con Edgar Espinosa, aunque él no vivía aquí en Morelia, nos entendíamos muy bien, aun en la distancia, y así coordinábamos lo que queríamos hacer. Estas puestas iban hacia otro lado, salir de los espacios convencionales, bailar en eventos que no tenían que ver con la danza. Más allá de la danza contemporánea, desde otro lugar, conectar las islas, diversificarnos. Edgar tenía otras propuestas, como la meditación activa, alternativas que funcionaban perfectamente para nuestra búsqueda.

El equilibrio. Ahora lo que estoy haciendo, desde 2018, tiene mucho de la danza butōh, se llama Bestiario, los personajes tienen que ver con lo animal y con lo espiritual, como somos nosotros. El butōh me sirve para crear nuevas piezas y para resignificar mis procesos. En estas nuevas danzas uso el videoarte, videodanzas, combinando las disciplinas con todo lo que he aprendido, aterrizar lo que traigo en la cabeza, hablar con el cuerpo.

El ritmo. Sueño con cosas muy extrañas: sueño que vuelo, que respiro bajo el agua; he soñado un montón con mi mamá, se me aparece últimamente mucho. De los sueños más recurrentes han sido los de vampiros, desde que tenía cinco años, siempre aparecen. Desde que me siguen los vampiros hasta cuando yo soy uno de ellos.

Sentimientos. Extraño mucho a mi mamá. Ella falleció en noviembre de 2020 de un cáncer muy agresivo, la extraño un montón, intento honrarla con lo que hago, con y desde mi vida. Extraño a mi comadre, Jaime Rodríguez Calderón (egresado de Bellas Artes de la UMSNH), que se fue también en 2020, en febrero, ha sido una de mis personas fundamentales, favoritas y me hace mucha falta. Y a Edgar también lo extraño tanto, aunque no lo vi en los últimos dos años de su vida, pero él es otro de mis pilares, me abrió a un mundo maravilloso, espero que él también viva en uno así.

Pelvis final. Actualmente trabajo en esta compilación de solitos que conté antes. Tomando clases, actualizándome, buscando otras maneras de desenvolverme, insistiendo con las artes visuales, así ando. He decidido nombrarlo abiertamente y aterrizarlo, estoy entrándole a la promoción del arte, lanzamos con mi compañero, Salvado Jacobo, el Proyecto Deriva, comenzamos con los estudios abiertos, Open Studio, y con esto nos inauguramos en esta plataforma de difusión para todas las artes. Iremos haciendo colaboraciones con toda la gente que hemos trabajado y con los cercanos que necesitan que se visibilice su chamba.

Cae el telón. Gracias a elartefacto.net, a las chavas que le están metiendo bien cabrón, en redes, presentaciones, fotos, videos, etcétera. Gracias por su insistencia y su necedad que nos permiten encontrarnos. Muchísimas gracias.


Caliche Caroma

Escritor putrefacto que deja el alma en cada tecla, a veces es grasa esa alma. Ganador dos veces consecutivas del premio «Mejor dedícate a otra cosa». En su casa lo conocen como Panchito porque baila el cha cha cha. Quiere adelgazar, pero no puede.

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