Gerardo Pérez Escutia
Marta Ferreres, una traductora de mediana edad que llegó a Nidocuervo, un pequeño pueblo perdido en la España rural a vivir con su hijo Abel, un robusto adolescente que padece un trastorno de capacidad de aprendizaje, se instaló en el pueblo buscando un ambiente tranquilo y relajado para hacer sus traducciones y encargarse del cuidado de su hijo.
Tomás Laguna tiene toda la pinta de un burócrata jubilado buscando un lugar tranquilo para su retiro. Llegó a Nidocuervo por recomendación de su inmobiliaria, con la única compañía de su perro, Roco, lleva una vida plácida y contemplativa, dividiendo su día en largos paseos, lectura y su afición por el brandy Tres Cepas, que le ayuda a paliar su insomnio crónico.
Estos dos son los principales protagonistas de la novela que reseñamos en esta ocasión, se trata de Los nombres prestados (Ediciones Siruela, 2022) de Alexis Ravelo (Las Palmas, Gran Canaria, 1971), un autor español de novela negra que ha sido galardonado con el Premio Hammett en 2013 por su novela La estrategia del pequinés, y el Premio Café de Gijón, en 2021 por Los nombres prestados.
Nidocuervo es un paraje ficticio que pudiera ser cualquiera de los cientos de enclaves rurales de la España profunda, perdidos en valles y cañadas que están en un proceso de deterioro paulatino por la emigración de sus habitantes y por el envejecimiento de los que quedan, un pueblo pintoresco, tradicional, aislado, que ofrece todas las facilidades para que un lugar así, sea el destino de refugio o retiro ideal de quien no quiere ser encontrado.
Marta Ferrer es una mujer entrando en la madurez, de cuerpo fuerte y ágil, denota un pasado atlético, es dueña de una poderosa cabellera roja, lo que hace que a sus espaldas los habitantes del pueblo le llaman “La colorada”. Su personalidad irradia una seguridad que habla de estudios universitarios y sofisticación urbana. Su llegada ha significado un tema de conversación y cotilleos en las tertulias del pueblo, pero nadie sabe quien es verdaderamente Marta.
Marta Ferrer es el nombre prestado que ahora tiene Maria Eugenia Abarca, también conocida como ”camarada Marcela”, alto cuadro de la Federación Revolucionaria Antifascista Diez de Agosto (FRADA), grupo terrorista responsable de secuestros y atracos en toda España. La camarada Marcela es un objetivo prioritario de la Policia Española y de la Guardia Civil.
Tomás Laguna es el nombre prestado de José Manuel Sarabia, ex comisario de la Brigada Político-Social, es el comandante más viejo y fiero de todos, una leyenda en la lucha antiterrorista cuya existencia incluso algunos negaban, razón por la que le apodaron «Satanás» y su presencia en Nidocuervo no tiene nada de casual: busca culminar una búsqueda de años, acallar los demonios que le carcomen y saldar una deuda personal.
El autor sitúa la novela en los años ochenta del siglo pasado, cuando los actos terroristas de ETA asolaban a España, y los ecos del franquismo aún seguían muy vivos en la naciente democracia española. Laguna utiliza la voz de un narrador omnisciente para desarrollar una historia de crimen y misterio que además, nos describe los entretelones sociales que arrojaron a muchos jóvenes hacia acciones radicales, al terrorismo contra el Estado español.
Cuando habla de la juventud de Marta Ferrer, nos relata su vida como estudiante, de como poco a poco una joven de clase media se fue radicalizando hasta llegar a ser un alto mando dentro de una organización terrorista, esto en el marco de una España que salía del atraso y oscurantismo que represento el franquismo, y como hubo un proceso de radicalización de grupos de izquierda, proceso que bien conocemos en Latinoamérica, de facciones que se organizaron y armaron, que imbuidos por un cóctel de “pureza ideológica” y mesianismo, se lanzaron a la lucha armada foquista, a dar golpes aquí y allá en aras de una revolución marxista-leninista que nunca llegó, pero si dejó una estela de muerte y degradación tanto en los grupos radicales, como en las fuerzas que los combatieron, así como en la sociedad en general.
Poco a poco nos vamos enterando de las motivaciones de Marta para abandonar a sus compañeros de lucha y refugiarse en Nidocuervo, ya que ellos la convirtieron en un objetivo doblemente buscado: por la policía y por sus ex compañeros que no perdonan su deserción. A la par, el autor nos relata el pasado de Tomás, qué fue lo que lo llevó a renunciar prematuramente a la policía y qué lo convirtió en un hombre atormentado en busca de redención, cargando con una fatal promesa que le hizo a su esposa en su lecho de muerte.
El autor nos introduce a la vida bucólica de un pueblo olvidado y tradicionalista, de gente común y corriente, nos hace disfrutar del habla coloquial y la sencillez de sus vidas rurales, un pueblo que verá trastocada su placidez por la llegada de la traductora y del gestor de seguros jubilado. El autor intercala el pasado de ambos con su vida actual en Nidocuervo, de manera que la tensión va creciendo en la medida que el pasado de ambos se acerca, los acorrala y los obliga a mostrar su verdadera naturaleza.
Una novela que se lee en dos ritmos: uno de gran placidez, con una construcción de personajes entrañables y familiares; el otro es vertiginoso, lleno de violencia, traiciones y crueldad, todo para brindarnos al final un cierre que nunca hubiéramos esperado, mostrando así el gran oficio como narrador de novela negra que tiene el autor.
Una historia muy interesante, disfrutable, escrita en una prosa certera y emotiva; plagada de referencias literarias y culturales que le dan un marco de verosimilitud y profundidad a la historia, y que en muchas ocasiones nos arrancan una sonrisa.
Si no conocen al autor, esta es una buena oportunidad para hacerlo.
Un sobreviviente a un colegio Marista y UMSNH, sus empleos han sido diversos, desde Bell Boy en una compañía de seguros, hasta “Country Manager” en una multinacional, pasando por veterinario, agente de ventas; encargado de turno en una “Comunidad Terapéutica” y microempresario. Ha vivido en Morelia, Uruapan, Culiacán, Ciudad de México y actualmente radica en Guadalajara, Jalisco.
