Ofendidísimos con Kennedy, pero mentira no es

Beatriz Rojas Ávila

Medios de comunicación, influencers, políticos y hasta el mismísimo presidente Andrés Manuel López Obrador se unieron en un grito de indignación ante las declaraciones del senador estadounidense John N. Kennedy en el sentido de que en México estaríamos comiendo comida enlatada para gatos en un traspatio de no ser por Estados Unidos.

Hasta el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dejó por unos minutos de hacer tiktoks para decir que Kennedy es un hombre “sumamente ignorante” y López Obrador aprovechó para tratar de conectar con la chaviza (¿o chavorruquiza?) citando una canción de Calle 13, pero atribuyéndosela a Rubén Blades.

Lo curioso del caso es que no es la primera vez que a México se le llama el patio trasero (el traspatio) de Estados Unidos y tampoco es secreto que la economía de nuestro país dependa de la de su vecino del norte.

De hecho, el mismo López Obrador y su séquito, como el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, no se cansan de celebrar que la economía mexicana (que pende de un hilo) se sostiene casi por completo gracias a las remesas. Vergüenza les debería dar.

Pero si nos enfocamos únicamente en el tema comercial, las cosas no pintan bien tampoco. El gobierno de México, no de ahora, sino desde hace décadas, quizá siglos, la política gubernamental en este país ha sido de dependencia a su socio comercio, pero situémoslo, por decir algo, en los años noventa, con los Tratados de Libre Comercio.

Estos acuerdos, de libre comercio tienen poco, pues benefician de manera tangencial a Estados Unidos, y posteriormente a Canadá, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las condiciones para México ya desde entonces, eran perjudiciales.

El principal socio comercial de México es Estados Unidos, esto quiere decir que la gran mayoría de las exportaciones de nuestro país (y no sólo de droga), las adquiere el país del norte. Entre otras cosas, porque los gobiernos mexicanos se han negado a diversificar sus mercados. No sólo eso, sino que López Obrador se ha enemistado ya con otros posibles socios como China y España.

Por otro lado, la balanza comercial rara vez está en equilibrio. Esto quiere decir que importamos más de lo que exportamos o en otras palabras, gastamos más que lo que ganamos en el mercado internacional ¿Y a quién le compramos? Adivinaron, a Estados Unidos.

¿Estaríamos comiendo comida para gatos de no ser por Estados Unidos? Tal vez ni eso, porque en algo sí se equivoca el senador Kennedy: la comida enlatada para gatos es carísima. Mis gatos sólo la reciben en Navidad o cuando se enferman.

La realidad es que si Estados Unidos decidiera cerrar los tratos comerciales, no estaríamos comiendo ni siquiera tortillas con sal, porque la mayor parte del maíz que se consume en México viene de Estados Unidos.

Kennedy podrá ser desagradable y despectivo, pero no se equivoca, su país puede condicionar lo que quiera a México. En realidad, ya lo ha hecho, y el ejemplo más cercano es cuando Donald Trump, siendo presidente, amenazó con imponer aranceles al acero si la Guardia Nacional no actuaba como extensión de la patrulla fronteriza en la frontera sur.

Por supuesto, la Guardia Nacional se puso a su servicio.

Ahora bien, ¿queremos aquí a la DEA? Probablemente no, pero ni siquiera eso es nuevo, la DEA está en México desde hace muchos años y basta con recordar por qué detuvieron a Caro Quintero y quién era el Kiki Camarena.

De hecho, pareciera que sólo se detiene a grandes narcotraficantes cuando afectan directamente los intereses de Estados Unidos y así es como en ese país es que se retiene y juzga a Genaro García Luna, en donde se intentó apresar al general Cienfuegos, a quien el gobierno de la 4T rescató con diligencia y donde paga su condena el Chapo Guzmán.

El Gobierno Federal por su parte, no parece muy interesado en combatir al crimen organizado. Tenemos atentados en centros comerciales, carreteras bloqueadas, alcaldes asesinados y desaparecidos, elecciones con gente armada, presidentes abrazando abuelitas de capos de la mafia supuestamente buscados, y un largo etcétera.

Beatriz Rojas

Se desempeña como periodista y escribe como escritora, con formación en la facultad de Letras de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, pero opina como maestra en Políticas Públicas y doctorante en Ciencias del Desarrollo Regional, ambos por el Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales (UMSNH). Ha publicado cuento, poesía y narrativa, así como notas sobre derechos humanos, política y Congreso en algunos medios locales de cuyo nombre no quiere acordarse, y es parte del núcleo editorial de Regla de Tres.

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