Rock de frac

Ernesto Hernández Doblas

Lúcido y elegante: dos adjetivos que confirma el oído y disfruta el alma al escuchar a «La Barranca», grupo de rock mexicano que cuenta con una trayectoria de casi tres décadas alzando la bandera de la calidad.  

Lúcido, porque sus letras crean imágenes en donde se condensa la emoción y el pensamiento. Es como si con las palabras, José Manuel Aguilera -autor y cantante- puliera una ventana por la que se ve pasar la vida.

Elegante, porque las armonías y ritmos forman un sonido característico a la vez que diverso, dejando en el escucha huellas de sirena en el atardecer. Nostalgias desde una voz cálida y serena. Una voz que al mismo tiempo es rezo, llanto y lamento en el crepúsculo. 

Con la base del rock, hacen un recorrido sensual por géneros de nuestra Latinoamérica sin folclorismos ni reivindicaciones demagógicas. Ni reapropiación ni populismo: mezcla híbrida cuyo resultado es único. Recoger de raíces que se mezclan para sembrar lo nuevo. 

Sones, jazz, blues, polka y ritmos tropicales entre otros, forman parte del collage creativo de un conjunto de músicos que sin duda ejemplifican el significado de las palabras compromiso y resistencia.

«La Barranca» es de ese tipo de grupos que sin alardes ni esfuerzos publicitarios vacíos, ha extendido raíces firmes en el panorama sonoro de México. Su historia en sí misma está llena de matices y de vaivenes. La fortuna y el azar han removido las aguas en las que sin embargo sigue surcando el tiempo.

José Manuel Aguilera y Federico Fong, son quienes le dieron vida en aquel triste y glorioso 1994. Año en que apareció una luz llamada Ejército Zapatista de Liberación Nacional mientras la política partidista se llenaba de sangre y sombras con el sexenio criminal de Carlos Salinas de Gortari. 

Antes de eso, participaron en diversas agrupaciones dentro de la época del llamado «Rock en tu idioma». Actualmente permanece Aguilera y cinco nuevos integrantes de un total de trece que formaron parte de la trayectoria de «La Barranca».

Han pasado 28 años de andar en la brega y 13 discos que son ejemplo de calidad y paciencia para construirla. La mayoría, distribuidos por disqueras independientes. Aún sin estar clasificados como rock urbano, varias de sus canciones están ubicadas anímica y letrísticamente en la capital del país.

De varias maneras dada la característica comentada, se relacionan con el espíritu que animó también a Octavio Paz, Carlos Monsivaís, Efraín Huerta y José Emilio Pacheco. Todos ellos caminaron y vivieron la gran urbe como si fuera un ser vivo que canta y cuenta cosas que a través de sus creaciones dieron a conocer.

Calles, situaciones y personas son convertidas en ritmo, imágenes e ideas. La ciudad entonces no es ya simplemente un territorio sino se convierte en alma palpitante dando identidad a quienes aceptan escuchar sus voces y ver todo lo invisible que la forma.

La elegancia del grupo de rock mexicano tiene que ver también con la transformación de ideas y sentimientos en letras de fino tejido poético que junto a los arreglos musicales, mecen al escucha en nostalgias de amores y paisajes, ensueños e introspecciones.

1996 fue el año en que «La Barranca» hizo su debut con el pie derecho mediante su LP «El fuego de la noche». El reconocimiento no se hizo esperar merced a las virtudes mencionadas. Las trece canciones tienen parecida calidad y potencia, pero se desprenden de forma especial «Quémate lento» y «El alacrán».

La primera canción habla de una experiencia que podría ser amorosa pero también cualquier otra en la que una persona accedió a un proceso de gnosis. «Vuelves de un mundo lejano/De luz, de éxtasis, de visiones/Sientes un gozo profundo/ corriendo en tus venas/Pero no puedes explicarlo… ni repetirlo».

«El alacrán» es la metáfora del encuentro amoroso desafortunado: «No supe ser el que tu esperabas/Yo solo soy el que supo llegar». Después de este laureado debut sacan dos álbums más, pero será «»Denzura» -su cuarta producción-, la que vuelva a colocarlos en el radar de los medios de comunicación masivos.

Es como si cada tanto, surgieran desde su espacio independiente, aunque no marginal, y nos recordaran el valor de su existencia. Entre otras características, se trata del primer trabajo sin la participación de dos de sus integrantes: Federico Fong y Alfonso André.

A pesar de estas ausencias, el grupo no pierde los ejes de su afán experimental y a la vez su definición estilística. A veces aumenta el timbre rockero más que otras pero siempre con equilibrio identitario.

Algunas canciones a destacar de esta producción son «Animal en extinción» en donde muestran cómo se puede hablar políticamente sin ser panfletarios. «Inventamos una fuerza de atracción/Con el fin de desafiar la soledad» nos dice José Manuel Aguilera en las primeras líneas de «No mentalices». El imperativo es claro y el llamado a no darle más vueltas a lo irremediable ya que «en el fondo/Todo el tiempo fuiste invierno/{…}en el fondo fue tan sólo un espejismo»

Es mucho lo que se podría decir de un grupo como «La Barranca», agrupación que sirve de ejemplo para demostrar la madurez y seriedad que alcanza en ocasiones el rock en nuestro país.

Llegan sin duda al nivel de lo artístico, característica patente también en la realización de los vídeos con los que han promocionado algunas de las canciones de sus discos.

Como remate, hay que agregar que mientras otros grupos se desgastan o repiten,  el liderado por José Manuel Aguilera se reinventa y sigue al mismo tiempo alcanzando sello propio y calidad.

Sea este texto un breve homenaje por sus 28 años de vida y una invitación a sumergirse en sus atmósferas de nostalgia y en sus paisajes visuales y sonoros de fina construcción poética.



Ernesto Hernandez Doblas

Ni la secundaria terminó pero insiste en escribir poemas, ensayos, minificciones y dislates de todo tipo. Ha publicado por obra del azar y las circunstancias algunos libros de poemas. Dar talleres literarios le apasiona porque así puede seguir aprendiendo. Fue novillero en sus años mozos y luego darketo. Actualmente es un embobado abuelo. Como José-José, ha rodado de aquí para allá y en ese balbuceo vital ha participado en una película, tres cortometrajes y algunas obras de teatro. Anduvo unos años haciéndole al reportero, trabajó en gobierno un tiempo así como de empleado en dos tiendas departamentales entre otras actividades, pero la mayor parte de su vida ha ejercido como desempleado. Es adicto a la literatura perversa, oscura y maldita. Ermitaño. Su mantra preferido: «preferiría no hacerlo».

Loading

También le venimos ofreciendo:

Danos tu opinión: