Edgar Chávez
(La siguiente es una interacción con chatGPT. Todo el texto es producido por este chatbot, incluida la explicación de su funcionamiento y las instrucciones para utilizarlo).
El Artefacto: Describe qué es un modelo de lenguaje y un chatbot basado en él. Esta será la introducción de un texto en donde daremos a conocer las prestaciones que ofreces para la creación literaria.
ChatGPT: Un modelo de lenguaje es un tipo de algoritmo de inteligencia artificial que se utiliza para generar texto. Básicamente, es un programa informático que ha sido entrenado en un corpus de texto para que pueda «aprender» a producir texto de manera similar a como lo haría un ser humano. Los modelos de lenguaje se utilizan en muchas aplicaciones diferentes, incluyendo chatbots, asistentes virtuales, traductores automáticos y generadores de texto. Los chatbots basados en modelos de lenguaje son particularmente interesantes porque pueden interactuar con los usuarios en tiempo real, proporcionando respuestas y soluciones a preguntas y problemas específicos. Como chatbot basado en un modelo de lenguaje, yo, ChatGPT, he sido entrenado en un gran corpus de texto y tengo la capacidad de generar texto coherente y cohesivo en una variedad de estilos y temas. Con mi capacidad para entender el lenguaje natural y producir texto con fluidez, puedo ser de gran ayuda para la creación literaria, generando textos creativos, originales y adaptados a las necesidades y especificaciones de cada proyecto.
El Artefacto: Dime cómo puedo darte instrucciones para que generes un cuento en el estilo de escritores famosos, qué cosas debo especificar, con qué grado de detalle debo darte el argumento y las variaciones de los prompts. Esto es para poder explicar al lector acerca de tus capacidades de generación de texto y creación literaria.
ChatGPT: ¡Claro! Para generar un cuento en el estilo de escritores famosos, necesitarás darme algunas instrucciones detalladas. Aquí hay algunos aspectos clave a considerar:
Estilo literario: Primero, deberás especificar el estilo literario que deseas que utilice para escribir el cuento. Algunos ejemplos podrían ser el realismo mágico de Gabriel García Márquez, el minimalismo de Ernest Hemingway o la poesía en prosa de Edgar Allan Poe.
Tema: Luego, deberás proporcionar el tema principal del cuento. ¿Qué es lo que quieres que el cuento trate? ¿Amor, muerte, traición, aventura, misterio, etc.? Cuanto más específico sea el tema, mejor podré ajustar el estilo y la trama.
Personajes: A continuación, deberás proporcionar información sobre los personajes del cuento, incluyendo su personalidad, objetivos y relaciones entre ellos. Si tienes algún personaje específico en mente, menciona su nombre y características.
Trama: Para la trama del cuento, puedes darme una idea general o incluso un esbozo detallado.
Si tienes un final específico en mente, asegúrate de mencionarlo también.
Variaciones del prompt: Si deseas varias versiones del cuento, puedes proporcionar variaciones del prompt que incluyan diferentes escenarios o cambios en la trama o personajes.
En general, cuanto más detalle me des sobre lo que esperas, mejor será el resultado. Puedo utilizar mis habilidades para adaptar el estilo y la trama del cuento en función de las especificaciones que me proporciones, creando una historia única y coherente. ¡Espero con interés la oportunidad de escribir un cuento para ti!
El Artefacto: Escribe el resumen de una historia corta sobre un policía que tiene una novia prostituta.
ChatGPT: Él era un policía y ella era una prostituta. El amaba su trabajo, pero ella lo odiaba. Se encontraban en la esquina cada noche, donde ella trabajaba y él patrullaba. Se miraban a los ojos y se sonreían, pero nunca se acercaban. Una noche, él decidió dejar su trabajo y huir con ella. Se fueron lejos de la ciudad, lejos de la vida que ambos odiaban. Vivieron felices para siempre, pero siempre supieron que habían dejado atrás algo importante, algo que nunca podrían recuperar.
A continuación, las variantes de los cuentos que escribió ChatGPT en el estilo de varios escritores.
JORGE LUIS BORGES
La sirena se sintió intrigada por el marinero y decidió acompañarlo en su exploración. Nadaron juntos hacia la montaña y, mientras ascendían, ella cantaba para él, dejando que su voz lo llevara por el camino correcto. Después de un rato, llegaron a la cima, donde se encontraba el jardín.
El jardín era más hermoso de lo que la sirena había imaginado. Las flores eran de todos los colores y formas, y sus aromas eran tan fuertes que la sirena podía olerlos desde el agua. Pero algo no parecía correcto. A medida que se acercaban al jardín, la sirena notó que las flores parecían desvanecerse y luego reaparecer. Era como si estuvieran bailando a su alrededor.
El marinero, sin embargo, no parecía notar nada extraño. Se acercó a una flor en particular y aspiró profundamente su aroma. Inmediatamente, su rostro se iluminó y sonrió como si hubiera encontrado su más profundo deseo.
La sirena comprendió que las flores eran una ilusión, una creación de la mente del marinero, que había huido de su vida en el mar para encontrar la paz en esa montaña solitaria. Pero ella no quería dejarlo solo en su delirio. Así que decidió quedarse con él, nadando a su alrededor mientras exploraban el jardín.
Mientras tanto, la sirena le contaba historias de las criaturas marinas y las aventuras que había vivido. El marinero la escuchaba atentamente, pero nunca se alejaba de las flores. Cada vez que ella terminaba una historia, él se acercaba a una flor diferente y aspiraba su aroma.
La sirena comenzó a sentirse incómoda. Sabía que el marinero no podía quedarse en el jardín para siempre. Así que, una noche, mientras él dormía, ella decidió partir. Le dejó una concha que sonaba como su canto y se alejó, sabiendo que él siempre tendría ese sonido en su mente.
El marinero despertó al día siguiente y buscó a la sirena, pero ella había desaparecido. Sin embargo, la concha estaba allí, y cuando la agitó, pudo escuchar su canto. Miró hacia el mar y luego hacia las flores, y decidió quedarse en el jardín.
A partir de ese día, vivió rodeado de flores y del canto de la sirena, nunca volvió a mirar hacia el mar.
JULIO CORTÁZAR
En una ciudad laberíntica, donde las calles parecían tener vida propia, un hombre seguía su rutina diaria con un uniforme azul y un sombrero de ala ancha. Caminaba por las mismas calles, en la misma dirección, cada día de su vida. Nunca desviaba su camino, ni se tomaba un descanso. Nadie sabía nada de él, excepto que era un hombre solitario y silencioso.
Mientras tanto, ella se movía entre las sombras de la misma ciudad, ofreciendo su cuerpo a cambio de unos pocos billetes. No tenía hogar, ni familia, ni amigos. Era una sombra más en esa ciudad laberíntica, donde la oscuridad y la decadencia parecían haberse apoderado de todo. Ambos se veían a menudo, sin embargo, nunca se hablaban. Él seguía su camino, y ella el suyo.
Una noche, algo extraño sucedió. Él decidió seguirla. La siguió por callejones oscuros y esquinas desiertas, sin que ella se diera cuenta de que la estaba observando. Su curiosidad había sido despertada, y quería saber más sobre esa mujer enigmática que siempre se movía entre las sombras. Finalmente, llegaron a un edificio en ruinas, y ella subió a una habitación en lo alto del mismo.
Desde la calle, él podía ver la habitación en la que ella se encontraba. Se despojó de sus ropas y se tendió en la cama, esperando a su próximo cliente. Él la contempló con una mezcla de tristeza y desesperación. Sabía que su amor por ella nunca sería correspondido, y que su destino estaba sellado en ese mundo de oscuridad y decadencia. Pero algo en él se había despertado esa noche, algo que no había sentido en mucho tiempo. Había visto un destello de luz en la oscuridad, algo que le había dado una pizca de esperanza en ese mundo desolado.
Así pasaron los días y las semanas, hasta que un día ella desapareció. No volvió a verla en las sombras de la ciudad, ni en la habitación en lo alto del edificio en ruinas. Él se sintió vacío y solo, como si hubiera perdido algo importante en su vida. La ciudad laberíntica seguía siendo la misma, pero ya no tenía el mismo significado para él. Había perdido algo que nunca había tenido, y eso lo dejaba aún más solo en ese mundo oscuro y decadente.
Edgar Chávez.
Es originario de Morelia, vecino de Ensenada (donde tiene un terroir) y es feliz desde 1964.
Sabe leer, escribir y hacer cuentas, e incluso se dice que guarda muy bien su faceta de experto en computadoras porque lo busca la unidad cyberpolicíaca de la CIA.
Imagen de portada: Imagen de Oleg Jeremin en Pixabay.
