Achokez: grabar la protesta popular

Rodrigo Caballero

El achoque es el ajolote michoacano, endémico del Lago de Pátzcuaro, un pequeño anfibio que vive toda su vida como una larva y cuyo enorme apetito mantiene a raya a todas las especies que habitan el ese ecosistema, desde plancton hasta peces pequeños, crustáceos e insectos.

Es una piedra angular en la salud del Lago de Pátzcuaro y su desaparición es una de las señales del deterioro del medio ambiente, ya que requiere luz, oxígeno, claridad y agua de buena calidad para reproducirse, exactamente los elementos que el lago está perdiendo conforme la deforestación, la agroindustria y la contaminación avanzan.

Por lo que la mera existencia del achoque es símbolo de resistencia, una resistencia que se ve reflejada en el colectivo que lo simboliza, uno que busca seguir la tradición del Taller de la Gráfica Popular para utilizar el arte a fin de fomentar causas sociales y revolucionarias.

Se trata de Achokez, un colectivo basado en la ciudad de Pátzcuaro que tiene como sede el Taller de Grabado Casa Grey y que a decir de sus participantes busca mantenerse como un espacio donde el arte y la protesta popular se mezclan para darle un lugar libre de expresión a la sociedad.

El taller Casa Grey existe desde hace al menos 15 años y hace poco más de 10 lo representa el maestro grabador y muralista, Javier Ornelas Huerta, quien aseguró que ahí confluyen principiantes, expertos y entusiastas del grabado que buscan aprender y expresarse de manera comunitaria.

“La única condición que nos pusieron era que trabajáramos y que no lucráramos con el arte”, aseguró Ornelas, quien inició el colectivo Achokez junto a los artistas Gerardo Rendón y Sergio Navarro; cansados de la falta de espacios para estudiar y ejercer el grabado de manera libre y sin tener que pagar una fortuna.

“Acá no se cobra por aprender ni tampoco se cobra por usar el espacio, pero todos aportamos algo, uno de repente trae pintura, un rodillo, sus materiales, hasta café o mezcal para compartir con todos, todos aportamos y hacemos de este taller un espacio libre”, dijo.

Tan libre que en 2014 organizaron su propio concurso de grabado en el que aceptaron todo tipo de participantes, a fin de que no quedara excluido nadie sin importar su nivel de experiencia -ya fueran principiantes o expertos- que pudieran mostrar sus mejores trabajos; a diferencia de otros certámenes en los que influye la trayectoria y el prestigio de los concursantes.

“Se trata de abrir el espacio a todos los interesados en conocer o en aprender, sin importar de dónde vienes”, dijo Javier Ornelas, quien ve al colectivo como heredero del Taller de la Gráfica Popular (TGP) que inició en 1937 en la Ciudad de México por los artistas Leopoldo Méndez, Pablo O´higgins y Luis Arenal. 

El TGP fue un semillero de artistas como José Chávez Morado, Alfredo Zalce, Ángel Bracho, Francisco Dosamantes, Everardo Ramírez y Mariana Yampolski; por lo que Javier Ornelas espera que el Taller Casa Grey y el Colectivo Achokez también impulsen a artistas a crear.

“Quiero que la gente se exprese con el arte, para nosotros es un arma para expresar nuestra inconformidad”, dijo Ornelas, “al menos yo nunca voy a agarrar un rifle, pero siempre voy a defender el derecho a la vida y las causas sociales con el arte”.

De esta idea nacieron proyectos como “Tzompantli”, un libro que hacía referencia a los altares que los mexicas ofrendaban a los dioses con cráneos humanos, en donde hicieron 43 calaveras grabadas en honor a los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, como una forma de exigir la aparición con vida de los normalistas.

Otros proyectos han sido “Nuestra Fuerza: gráfica y poesía”, un retrato de la cultura purépecha y una denuncia luego de la masacre de comuneros en Arantepacua ocurrida en 2017, que atrajo a poetas y grabadores para hacer un libro donde se conmemorara su lucha.

“Grabar nos duele, porque es una forma de protesta, a mí me encanta grabar, me encanta el arte, pero no me gusta la violencia que está sucediendo, por eso usamos los grabados para denunciar, para grabar la protesta”, dijo Ornelas.

Técnica y sorpresa

Entre los materiales en lo que se puede aprender a grabar están el linóleo, la madera, el aluminio, el cobre, el acero y el plástico; entre las técnicas está el aguafuerte, la punta seca, la algrafía, la xilografía, la aguatinta y la xilografía a placa perdida.

Para Ireri Campoy, una de las participantes del colectivo, su técnica favorita es el grabado en linóleo, ya que implica un trabajo detallado que va resaltando cada figura con sus claroscuros dependiendo de la profundidad y los trazos del tallado.

“Me gusta mucho el proceso, hacer el tallado, mejorar la técnica y sobre todo la incertidumbre de cómo va a quedar una vez terminada la pieza, es muy emocionante porque no tienes idea, te das cuenta de cómo quedó hasta que haces la primera prueba y si te equivocas tienes que empezar de nuevo”, detalló.

Campoy se acercó al Taller Casa Grey en 2014 pero no fue hasta el 2020 cuando comenzó a acudir regularmente a grabar como parte del Colectivo Achokez, quienes ocupan este espacio gracias a Mónica Gray, hija de Ralph Gray, el artista estadounidense que inició el proyecto y lo mantuvo vivo hasta su muerte en 2003.

Ireri Campoy participó en los proyectos “Tzompantli” y “Nuestra Fuerza: gráfica y poesía”, así como una carpeta de grabados dedicada al feminicidio en México que fue titulada “Ni una menos”, donde expuso obras políticas y de temas sociales.

“Me gustan los temas políticos, pero también estoy en una fase de experimentación, me gusta la vegetación hago mucha gráfica de motivos vegetales, las mujeres y sus representaciones también son un tema recurrente y el taller me da la posibilidad de seguir experimentando”, aseguró Campoy.

Así tanto el Colectivo Achokez como el Taller Gray quedan abiertos a todos los artistas que buscan aprender o desarrollar su obra, como una forma de expresión y para seguir denunciando y tallando la protesta.


Fotos: Rodrigo Caballero

Loading

También le venimos ofreciendo:

Danos tu opinión: