¿Aló Judas? 

Ernesto Hernández Doblas

I

Judas Iscariote: uno de los villanos que más detesta la cultura occidental. Convertido en arquetipo de la traición. Bajo su nombre y figura se simboliza lo ruin. No únicamente la deslealtad sino la avaricia que no se detiene ante lo más sagrado.

De nada sirvió su pronto arrepentimiento apenas recibiera las 30 monedas prometidas, ni la exasperación que lo llevó al suicidio. En una misma noche, Judas Iscariote entregó su corazón a la negrura y a la luz, al arrebato de la ambición y al de la muerte a voluntad a causa de la más cristiana de las pasiones: la culpa.

Resulta extraño que una religión que dice estar basada en el amor, guarde rencor hacia uno de los apósteles. Sin embargo, desde aquella época hasta este siglo, las interpretaciones sobre uno de los personajes de la puesta en escena cristiana, son variadas.

Fueron los gnósticos, uno de los grupos que luego del sacrificio del mesías comenzaron a difundir versiones diversas y alternas de lo sucedido en aquella odisea que concluyó en crucifixión. Tanto para ellos como para posteriores estudiosos del tema, Judas Iscariote bien pudo haber sido más bien santo o mártir, al entregar al mesías para que se cumpliera la palabra.

Aceptó de antemano llevar el sello ignominioso sabiendo las consecuencias. Su ahorcamiento fue a la vez signo transparente de su conciencia y cierre de telón definitivo. Hizo el mal sabiendo que era el necesario prólogo del bien. Hizo el bien con el disfraz del mal. Fue un gnóstico sin saberlo. Hubo entonces un doble sacrificio para que el hijo de dios alcanzara su cometido: el de su martirio y asesinato y el de Judas con su traición, su angustia y su posterior suicidio. 

II

Ulber Sánchez Ascencio, joven poeta de Tepetixtla, municipio de Coyuca de Benítez, Guerrero, publicó en octubre del 2021 el libro Teoría Judas. Como su nombre lo indica, toma la bíblica figura y a partir de ella escribe un poema dividido en 40 partes como los 40 días que pasó en el desierto el nazareno.

La edición es impecable y en un formato que invita a la lectura. En la portada vemos una ilustración llamativa de Salvador Jaramillo que muestra en trazos sencillos la figura de Judas ensangrentada o en llamas, formando a su vez la imagen de una pluma fuente.

«Yo Judas, me confieso culpable», leemos en el primer verso, entendiendo que será el apóstol quien llevará la voz cantante. Esta primera enunciación tiene el poder de seducirnos, primero, porque a través de ella aceptamos el recurso imaginativo que nos propone Ulber Sánchez Ascencio en donde vamos a leer las palabras de quien por su calidad de culpable no las tuvo y porque ya desde un principio y sin rodeos, el personaje lirico admite su calidad de culpable.

Teoría Judas es un recorrido inteligente, sobrio y concentrado, en las reflexiones post morten -en calidad de fantasma- que tiene Judas. Así entonces, vemos su pensamiento en acción y entramos a sus conclusiones. Su monólogo interior nos interpela a nosotros, al mesías y a la historia misma. 

Eso produce un doble efecto –por lo menos-, ya que el poeta acepta devenir Judas, entrar en su piel como el actor de una puesta en escena y a los lectores nos lleva por los senderos de la mirada de quien según la moral al uso, no debería tener derecho de tomar la voz protagonista en ningún caso. 

Se dice que a historia la escriben los vencedores. Esto es aún más cierto respecto a quienes han sido juzgados como los villanos, los malditos y maldecidos, los que saltaron fuera de las normas, la normalidad o la legalidad. Todos estos personajes del drama humano han sido silenciados o se les ha permitido hablar con tal de que muestren arrepentimiento o hagan gala de su maldad lo cual sirve como escarmiento y/o como espectáculo para la cultura de masas. 

En ese sentido, el poema tiene toques de ensayo, al contener un pensar que se va abriendo a su profundidad y desarrollo conforme pasamos las páginas. .Hay un vaivén entre la forma versicular y prosística pero siempre enmarcado por la justa y ajustada expresión. Esta escritura se nos da en un pulimento paciente.

También hay entrecruzamientos con la narrativa, entre otras razones porque nos cuenta una historia y porque las reflexiones de Judas rememoran los acontecimientos, los relata y reinterpreta. Poema-film de revisionismo histórico.  

No hay Judas sin Cristo ni mesías sin traidor. Con esa certeza, el personaje del poemario lanza preguntas, cuestionamientos y declaraciones a su maestro.

«Su ternura fue la mano de un niño/al cruzar la calle tiernamente», nos hace ver y saber. «Amaba al prójimo/sus manos dibujaban cada enseñanza» agrega más adelante, dibujando con claridad y afecto a quien con un beso entregara a sus enemigos.

Así es como se va armando una prosa poética y un poema prosístico que nos lleva de la mano y que poco a poco se profundiza y transforma con  el dinamismo del corazón y la mente del traidor.

Las metáforas e imágenes no están ausentes, al contrario, refuerzan lo expresado, dan dimensión y atmósfera, acentúan el color de lo poético. «Desde el recóndito mensaje de palomas/desciende una voz inconclusa/lo postula ante un enjambre de hocicos».

La tensión aumenta conforme avanzamos. El poema no es circular: se despliega en espirales cada vez más amplios en una dramaturgia ritornelo. «Yo Judas, me confieso culpable» inició diciendo la voz del ahorcado, pero al avanzar en su meditación, descubre y nos descubre otras aristas del Cristo y su circunstancia anterior y posterior a su sacrificio.

«Bajo tu nombre Mesías/se emprenden muertes, violaciones/en tu nombre se recula y se odia/pero eso no lo sabrás nunca”. Judas se habla a sí mismo: “soy quien arrulla este tumulto de tumbas”; Habla del mesías en tercera persona y en otras ocasiones lo interpela: “Su ternura fue la mano de un niño/al cruzar la calle tiernamente”, “Niegas toda pregunta/y toda respuesta es la voluntad/expresa de tu padre”. 

El amor-odio, admiración-rechazo y compasión-desprecio, son algunos de los sentimientos contradictorios que podemos leer a través de las reflexiones del personaje que Ulber Sánchez Ascencio eligió para este, el quinto poemario de su trayectoria. 

En un fragmento de la novela Demian, del escritor alemán Herman Hesse, el personaje que da nombre al texto, le hace ver a un atribulado Emil Sinclair, una nueva e inquietante forma de interpretar a Caín, personaje malvado del antiguo testamento. 

“Que uno mate a su hermano en una pelea, puede pasar; que luego le dé miedo y se arrepienta, también es posible; pero que precisamente por su cobardía le recompensen con una distinción que le proteja y que inspire miedo, eso me parece muy raro”.

Teoría Judas logra lo mismo con nosotros. Mediante una escritura límpida, fruto de la concentración, el talento y una madurez poética, el autor guerrerense nos adentra en el drama tanto del presunto traidor como de su maestro. Y al hacer esto desde la primera persona del singular, da en el blanco de la empatía.  

El texto se lee con atención y gozo de principio a fin. La tensión narrativa está en su punto al igual que un lenguaje poético que va de lo coloquial  a lo elaborado. Hay una atmósfera que sin ser oscura, es parecida a la de un buen cuento de fantasmas.

Ulber Sánchez Ascencio es un poeta que muestra en este libro, la calidad de su trazo, la sensibilidad y el reposo con la que acomete a la escritura y la imaginación creadora que seguramente seguirá dando frutos en ese azar caprichoso llamado porvenir.


Imagen de portada: Filme Jesus Christ Superstar







Ernesto Hernandez Doblas

Ni la secundaria terminó pero insiste en escribir poemas, ensayos, minificciones y dislates de todo tipo. Ha publicado por obra del azar ylas circunstancias algunos libros de poemas. Dar talleres literarios le apasiona porque asi puede seguir aprendiendo. Fue novillero en sus años mozos y luego darketo. Actualmente es un embobado abuelo. Como José-José, ha rodado de aqui para allá y en ese balbuceo vital ha participado en una película, tres cortometrajes y algunas obras de teatro. Anduvo unos años haciéndole al reportero, trabajó en gobierno un tiempo así como de empleado en dos tiendas departamentales entre otras actividades, pero la mayor parte de su vida ha ejercido como desempleado. Es adicto a la literatura perversa, oscura y maldita. Ermitaño. Su mantra preferido: «preferiría no hacerlo».

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