Dos veces desaparecidos

Caliche Caroma

Antes de hablar de la marcha moreliana del 30 de agosto por el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, imagínense esto: su pariente, digamos, su padre, desaparece, lo desaparecen, lo buscan y no lo encuentran por ningún lado, pasan los días, no sabe qué hacer, acude a las autoridades competentes, realiza la denuncia correspondiente, le toca pasar por el calvario de las instituciones de impartición de justicia, horas y horas contestando preguntas en una oficina hecha especialmente para desanimar a quien allí se encuentre, y a esperar.

Semanas, meses, llega el año. Cuando usted regresa a la Fiscalía General del Estado de Michoacán (FGE) le dicen que han perdido su expediente, entonces tiene que comenzar de nuevo, declaraciones, papeleo, presentación de sus propias indagaciones porque las autoridades tienen cosas más importantes… Pero esto no es lo peor, pasan otra vez los días, las semanas y los meses, y cuando se da cuenta de que no hay noticias, regresa a la FGE para hacer presión y se encuentra con la terrible noticia de que han perdido por segunda vez el expediente de su padre. Qué poca seriedad.

Esta información no es ficción, el día de ayer el colectivo Familiares Caminando por Justicia levantaron una queja en la CNDH, donde señalaron que por acción u omisión se extraviaron cinco expedientes de personas desaparecidas entre el 2012 y 2015, entre ellos un caso de 2013 en Zitácuaro que tuvo la desgracia de ser extraviado dos veces, a esto se suma la falta de digitalización de casos anteriores a 2017 y el nulo acceso de las familias a las carpetas de investigación.

“Al menos en alguna ocasión han solicitado a los familiares apoyos económicos para llevar a cabo diligencias, por ejemplo, apoyo económico para gasolina, para la solicitud de la sábana de llamadas y rastreo, para comprar hojas y poder dar copias de expediente, constituyendo ello una irregularidad de parte de los funcionarios para el acceso a la justicia”. (Fragmento de la queja presentada ante la CEDH)

Ahora sí, la marcha por el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, 30 de agosto de 2022. En este contexto de menosprecio a las víctimas y a los familiares y amigos, los colectivos se reunieron en la explanada de la Plaza José María Morelos, mejor conocido como El Caballito. A las 18:00 horas, unas 50 personas ya se encontraban en el lugar, habían extendido cartulinas, lonas, fotografías de sus seres queridos, la esperanza impresa, el dolor de los momentos que se suceden, ¿en dónde están esos que nos hacen tanta falta? Varios periodistas entrevistaban a los asistentes, asistentes que en su mayoría vestían de blanco, las nubes del octavo mes que finalizaba también eran testigos del momento.

Alrededor de las 18:20 horas llegó a esta plaza un comité de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), sobresalían los chalecos azules de los titulares y coordinadores de la CEDH, quienes iban arreando a unos inquietos jóvenes estudiantes de Derecho, también vestidos de blanco, con carteles, flores blancas, eran alrededor de 100 personas. Muchos de esos estudiantes no tenían mucha idea de a dónde los habían traído, pero como dicen, la intención es lo que cuenta. Siempre queda esa sensación de que se capitaliza el dolor ajeno, tal vez es sólo eso, una sensación de caravana con sombrero ajeno. El contingente de la CEDH se unió a los colectivos y comenzaron a organizarse para salir en dirección de Acueducto hacia avenida Madero, todo esto en el Centro de Morelia.

La marcha estuvo encabezada por una colectiva feminista, detrás de ellas iban los colectivos de búsqueda, la proclama generalizada es encontrar a los ausentes, se le exige a las autoridades que realicen su trabajo. En Michoacán no se ha aplicado el Protocolo Homologado de Búsqueda de Personas Desaparecidas y No Localizadas, en vigencia desde octubre de 2020 y, en cambio, la FGE le da prioridad a la búsqueda por parte de los servicios forenses, o sea, van por los cadáveres. Terrible por donde se vea.

Al final, la marcha llegó al Palacio de Gobierno, se hicieron algunas pegas en la parte frontal, se extendieron las lonas, se hizo una declaratoria, hubo curiosos que se acercaron, los estudiantes de derecho se fueron, ya habían cumplido su parte, llegó la noche. Lo cierto es que los rostros más tristes fueron los de los familiares, quienes aún no han podido abrazar a sus seres queridos, todavía siguen esperando.