Joao González dans le monde

Caliche Caroma

¿Cómo llego a Morelia? Nazco el viernes 9 de julio de 1982, en Monterrey, Nuevo León (día internacional de la destrucción de las armas). Llego aquí a Morelia en 1986, tengo cuatro años cuando piso tierras michoacanas por primera vez, claro que no es decisión mía este viaje. A mi papá lo invitan al Tecnológico de Morelia para abrir la carrera de electrónica, carrera creada por mi jefe y por Juan Delgado. Queda la familia allá en Monterrey, misma que visito cuando puedo, pero prácticamente soy michoacano, he vivido aquí gran parte de mi vida.

¿Las primeras influencias? En mi familia no hay músicos, aunque mi jefe fue ingeniero médico, él estaba muy clavado en teatro, siempre buscaba a otra gente para organizar actividades artísticas. Mi mamá estudió artes visuales. Digamos que en el seno familiar había una vena artística que me tocó de rebote (tacatá). De chavito, seis o siete años, me metieron a clases de música, estaban de moda los pianos Yamaha en ese entonces, lo recuerdo bien. Tomé clases con la hija del maestro Iriarte en un local que tenía en la antigua Plaza de las Américas, entre 1988 y 1993.

Un rato le paré a la música. En el último año de secundaria me meto al Conservatorio de las Rosas a estudiar guitarra por las tardes. Juan Andrés Loreto me dio clases en ese tiempo. Estaba bien clavado con Nirvana, Marilyn Manson, etcétera, quería sacar ese repertorio, no tenía nada que ver con guitarra clásica, andaba medio atravesado, y Juan Andrés me dijo que eso lo podía ver en percusiones.

Tomé un curso de verano al terminar la secundaria, elegí percusiones (Jack Kerouac: “La única verdad es la música”). Lo que más atrapó mi atención fue la marimba, ya traía adelantado el trabajo de la disposición de notas por mi conocimiento del teclado, (¿recuerdan el Yamaha?). Por allí entré al mundo de la percusión. Tampoco fue que le pensara mucho para decidirme a estudiar música, lo decidí y ya, les dije a mis padres que quería hacerlo, y aquí estoy.

Ingresé al Conservatorio, me chuté el propedéutico, los 3 años de bachillerato y los 4 de licenciatura. La visión que tenía al principio cambió rápidamente, a los cuatro meses ya era otra, y al pasar los años el cambio fue mayor. Conocí las posibilidades que tienen las percusiones, la gama sonora es amplia y eso fue algo que siempre me estuvo jalando y sorprendiendo en este universo de instrumentos de percusión.  

¿Mi etapa en el Conservatorio de las Rosas? Con Norma Ferreira creamos el dueto Igra por allí del 2000/2001, tocamos por espacio tres-cuatro años, fue un proyecto en el que abordamos duetos de percusión y también obras para solistas; conseguimos algunos apoyos del Instituto Michoacano de Cultura, dimos varios conciertos en el interior del estado. interpretábamos un repertorio de los últimos cincuenta años, de igual manera tocábamos algo de música mexicana, sobre todo de marimba chiapaneca (suena Nereidas).

Por esos años, entre 2002 y 2006, colaboramos con el Sistema Michoacano de Radio y Televisión (SMRTV), junto con Iván Naranjo (el famosísimo Latas), Gabriela Villa y Norma Ferreira conducíamos el programa Ionización, pasaba los miércoles de 9 a 10 de la noche. Tratábamos de difundir la música contemporánea, logramos hacer algunas actividades recreativas como el estreno de un cuarteto de Ignacio Martínez, el cuarteto tocó directamente en la cabina del SMRTV; en otro momento, vinieron improvisadores de Estados Unidos y armamos una sesión de improvisación libre en vivo.  

En esta misma sintonía, con el Latas y Norma Ferreira formamos el Ensamble Áspero, también con mucha improvisación. Norma y yo tocábamos las percusiones en vivo y el Latas modificaba lo que nosotros hacíamos en tiempo real, él mandaba samples y creaba texturas. Todo esto pasó en aquellos años y terminó en el ya lejano 2006 (año de elecciones en México).

Terminé los estudios en el Conservatorio en 2005 y al año siguiente estuve buscando una maestría. En 2007, después de haber mandado varias solicitudes a diferentes lugares, me gano una beca de la embajada francesa para ir a París a estudiar Dramaturgia Musical (mezcla de teatro y música). Estando allá, en la Universidad París 8, tengo la posibilidad de quedarme en Europa al terminar mi maestría, estamos en 2008 (trágico septiembre en Morelia).

Vivo en Francia hasta 2012. En ese lapso, contacto a varias compañías de danza y teatro, porque para mí es mucho más atractivo trabajar con otras disciplinas, comienzo a colaborar con ellos, a trabajar en sus proyectos. En 2012 regreso a Morelia y me quedo por aquí unos años. En 2015 de vuelta a París (Fernando Pessoa: “Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos”). Media vida en París.

¿Qué soy, qué hago? Soy maestro de percusión en Conservatorio de Creil. En otro instituto me desempeño como acompañante de danza. En los meses de noviembre y diciembre colaboro con un colectivo que hace espectáculos de zancos, allí toco el steelpan en vivo. Por la pandemia todo se paró en París, como sucedió en todo el mundo, ahora la maquinaria comienza a caminar poco a poco y esto ha provocado una especie de embotellamiento, entre lo que se quedó en el tintero antes de la covid y lo que se produjo en la contingencia, se satura la producción, unos y otros proyectos intentan salir a la luz, así andan las cosas.

¿Qué más? Toco con algunas compañías en París. Hay una con la que tengo una conexión muy fuerte, se llama Les Anthropologues, el director es Nicolas Soloy, es básicamente teatro de la calle. Soloy busca una conexión muy cercana con el público, intenta borrar esa barrera entre la gente y el artista. Participo también con una compañía de danza, ésta estrenará pronto una obra en torno a la ira, la coreógrafa me pidió únicamente que creara la música, a diferencia Les Anthropologues, donde Soloy escribe papeles para que yo entre en escena, aunque mi formación no es de actor, me sumo al desmadre escénico con la bola.

¿Plan de vida? Está medio cañón, si bien me gusta planear ciertas cosas, siempre planeo dos o tres planes paralelos al primer plan. Por lo mientras, hago esto que te cuento, es lo que me sigue llamando más la atención. Tengo una posibilidad de mudarme al sur de Francia, en Toulouse, para desarrollar proyectos en ese lugar. Voy viendo hacia dónde dirigir la nave. Mi idea es, hasta cierto punto, hacer un puente entre Morelia y Francia. La verdad es que se dice muy fácil, pero en la práctica es más complejo. Es parte de los puntos que tengo en suspensión…


Caliche Caroma

Escritor putrefacto que deja el alma en cada tecla, a veces es grasa esa alma. Ganador dos veces consecutivas del premio «Mejor dedícate a otra cosa». En su casa lo conocen como Panchito porque baila el cha cha cha. Quiere adelgazar, pero no puede.

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