El bicho raro

Rafael Flores 

El barrio de Haight-Ashbury de San Francisco fue el epicentro de la contracultura hippie a fines de los años sesenta. En sus calles, repletas de jóvenes que vivían a su modo la utopía de la paz y el amor, circuló una revista clandestina de historietas llamada Zap Comix que era la preferida de aquella clientela alucinada por su contenido irreverente, transgresor, explícito en temas de drogas y sexo y, sobre todo, muy divertida.

El autor del comic, Robert Crumb, se convirtió en un ícono del movimiento hippie y a través de las décadas siguientes alcanzó el status de una figura legendaria. Su fama se debe, además de sus virtuosos dibujos e hilarantes historias, a su personalidad extraña y desconcertante, un tipo raro como pocos, lo que se dice un verdadero freak. Alto, flaco, desgarbado, con los pelos relamidos y lentes de fondo de botella por donde asomaban unos ojotes, vestido de traje negro anticuado. Su carácter tímido y reservado y la apariencia anodina no checaban con el efervescente y multicolor ambiente hippioso y el hombre parecía no caber en ningún lugar.

Robert Crumb nació en Pensilvania en 1943, quinto hijo de una familia disfuncional: su papá era un militar riguroso y estricto, «un tirano absoluto» en palabras de Robert, su mamá no se responsabilizaba del cuidado de sus críos y era adicta a las anfetaminas y las pastillas para adelgazar, dos de sus hermanos sufrieron enfermedades mentales y uno de ellos se suicidó. La escuela no fue un lugar agradable para Robert porque era víctima constante de bullying y se sentía inseguro y apocado por su enclenque apariencia. Cuando tenía 15 años de edad hizo su primera historieta, Foo, impulsado y financiado por su hermano Charles que era fan de las tiras cómicas de los periódicos. Ellos mismos trataron de venderla de puerta en puerta sin ningún éxito.

Ya veintiañero salió de su ciudad natal para establecerse en Cleveland donde encontró trabajo dibujando tarjetas de felicitación y se casó con Danna Morgan, una compañera de oficina. Tuvieron un hijo, Jessie, cuyo nacimiento coincidió con la publicación de su primer historieta importante, «Fritz, el gato», para la revista Cavalier; un gato hipster, estafador y bohemio. Alentado por la reacción favorable a sus dibujos, Robert y su familia se mudaron a San Francisco en pleno auge de la sicodelia y el Flower power. En 1969 conoció el LSD (cuando aún era legal) y el revolcón mental que vivió, dice él, lo impulsó a crear sus personajes más entrañables: Mister Natural, Snoid y Angelfood McSpace, que aparecieron en todos los números de los Zap Comix.

Como se trataba de una revista underground, Robert se dio vuelo expresando sus pachequeses sin ninguna censura con detallados dibujos de miles de rayitas inspirados en las tiras cómicas de los periódicos antiguos; abordaba la crítica política, transgredía los valores institucionales de la sociedad, la religión y la familia y dinamitaba con sarcasmo el modo de vida de los estadounidenses. La dichosa revista fue un éxito en el mercado clandestino y se mantuvo financieramente estable durante algunos años, gracias también a que se integraron otros dibujantes como Victor Moscoso y Rick Griffin.

Crumb era un apasionado de la música. Tenía una colección de 5000 vinilos de jazz, blues y folk, incluso formó su propia banda, «Robert Crumb and his Cheap Suits Serenades», donde tocaba el banjo y cantaba. En aquellos años locos fue muy amigo de Janis Joplin para quiuen realizó una portada memorable. La reina del rock le decía «deja crecer tu pelo, Bobby, vístete de otro modo para que atraigas a las chicas», pero él nunca quiso cambiar su aspecto. Ilustró portadas de discos para Greatefull Dead y otros grupos roqueros y se dio el lujo de despreciar a los Rolling Stones, quién sabe por qué razones.
En los años setenta se dio a la tarea de crear un comic donde él solo hacía todo: «Weirdo» (bicho raro). Ahí desarrolló un estilo más radical, vulgar y escabroso que le paraba los pelos de punta al más templado. La reacción del público fue mixta, creó fanáticos que lo adoraban y también decepcionó a muchos. Él siguió con lo suyo, ilustró textos de Charles Bukowski, de los poetas beat y colaboró en revistas europeas. En Londres desató la furia de las autoridades locales que lo acusaron de obsceno en un álgido juicio del que salió bien librado. Al final de la década setentera dibujó una serie de historias autobiográficas donde expuso sus más oscuros pensamientos respecto a la sexualidad, con lo que se ganó el repudio total de los movimientos feministas que de inmediato lo tacharon de misógino.

Queriendo o sin querer, Crumb se convirtió en una celebridad, cosa que lo abrumó y prefirió largarse a una granja apartada del mundanal ruido, junto con Danna y Aline Kominsky, una dibujante con la que formaron un trío funcional durante algunos años. Allá, en su granja perdida, creó una novela gráfica: «El Génesis». Todo mundo esperaba una sátira del texto bíblico, pero no, en realidad es una historia fiel al original. Robert dijo que el texto original ya era bastante extraño y surrealista como para cambiarle algo.

En 1991 se estableció en Paris. Ahí se publicaron 17 volúmenes con lo mejor de su obra de 3 décadas y Terry Zwigoff realizó un célebre documental sobre su vida que es un retrato sincero y directo, muy perturbador por las confesiones de Robert sobre su familia y obsesiones. Desde el 2009 publica regularmente en la revista «Minesthoft» sus «Extractos del diario de sueños de Robert Crumb».

Actualmente tiene 80 años. Quizá han pasado las mejores épocas de sus aventuras provocadoras; no se puede ser un chamaco respondón a los ochenta. Tal vez lo ha rebasado la tecnología y el mundanal ruido lo aturde, pero él sigue siendo un bicho raro que se esconde para dibujar con humildad, como lo hacen las leyendas vivas.




Rafael Flores Correa

Nació de Taximaroa, Michoacán, lugar mejor conocido como Ciudad Hidalgo, Rafael Flores Correa es un pintor y escritor que ya tiene sus añitos, pero con una juventud interior que cada día lo anima a crear más y más. Estudió la Licenciatura en Artes Visuales en la Academia de San Carlos de la UNAM, le dieron clases artistas como Alfredo Zalce, Santiago Rebolledo e Ismael Guardado. Su obra se ha expuesto en Michoacán, Querétaro, Ciudad de México, Medellín entre otros lugares.

Además, Rafa Flores, como le dicen sus amigos, ganó el Premio Estatal de las Artes Eréndira en 2021.

Loading

También le venimos ofreciendo:

Danos tu opinión: