El retrato de La Doña

Rafael Flores Correa

Diego Rivera estaba enamorado de María Félix, al menos se desvivía por halagarla y buscar su amistad; así fue que le pidió que posara para hacerle un retrato. Eso fue en 1949, cuando Diego tenía 63 años y ya había dado sus mejores batallas pictóricas; María contaba con 35 años y vivía el vertiginoso ascenso de su carrera con sus primeras películas.

El muralista pintó a la actriz sentada, ligeramente inclinada a su izquierda, el cabello suelto y esponjado, con un vestido blanco translúcido y un escote en forma de corazón. Diego alargó las sesiones de trabajo lo más que pudo y fanfarroneó de su hazaña. Como ambos eran figuras públicas, algunos reporteros de revistas de chismes lograron entrar al taller y sacar fotografías. Aquello se convirtió en un show y el retrato fue famoso aún antes de estar terminado.

El cuadrote, de dos metros por uno y medio, no fue del agrado de María. Años después dio sus razones en una amplia entrevista con Jacobo Zabludovsky donde confesó: «Yo quería que Diego me pintara de tehuana pero dijo que eso era muy vulgar y me pintó como él quería, desnuda, bueno, con un vestido de encajes que dejaba ver todo. Yo siempre me sentí muy incómoda con eso, mostraba mucha piel. Diego estaba enamorado de mí y me regaló el cuadro. A mí nunca me gustaron las pinturas de Diego ni las de Frida, pero no hablaba a sus espaldas, se los decía en su cara. Él quería exhibir el retrato en una gran exposición que tuvo en el palacio de Bellas Artes y no se lo presté. Se enojó y dejó de hablarme como un año. Ese retrato lo colgué aquí, en la sala de la casa, durante muchos años. Alex se le quedaba viendo (el empresario Alex Berger, su cuarto marido) y decía: te ves horrible, María, parece que estás sentada en el retrete y con una pierna de palo. Un día había un albañil trabajando en la azotea y lo mandé llamar y le dije que le pusiera pintura blanca en el vestido. El albañil estaba asustadísimo pero lo hizo». Aquí Zabludovsky interrumpe el relato de la Doña para preguntar: ¿El albañil pintó sobre un cuadro original de Diego Rivera? Sí -responde ella-. Ahora está mejor, pero eso no tiene importancia.

Es gracias a una fotografía tomada en la última sesión que podemos ver el cuadro tal como lo pintó Rivera, donde aparece hincado, firmando la obra, mientras María observa de cerca.

La historia del dichoso retrato no acaba aquí. Después de algunos años la Doña lo vendió «por una cantidad irrisoria»-según ella- al doctor José Álvarez Amézquita. Luego, el cantante Juan Gabriel le compró la pintura al doctor Amézquita en 15 millones de pesos. Otra versión de la historia dice que María Félix le regaló el cuadro directamente a Juan Gabriel, porque le tenía mucho aprecio. El caso es que Juanga lo tuvo en su posesión como una obra entrañable, colgada en su casa de Ciudad Juárez, en una especie de altar, incluso procuró ser discreto y no hacer alharaca de su tesoro. Pasaron los años y en 2016, tras la muerte del famoso cantautor se dio la noticia -¡Oh dioses!- de que el cuadro no estaba en la casa ni entre los haberes del difunto. Desapareció y hasta la fecha sigue desaparecido. Un periodista que investigó el asunto sostiene que Juan Gabriel temía que le robaran el retrato y se lo encargó al ex-gobernador César Duarte, hoy tras las rejas por amante de lo ajeno. Ya valió…





Rafael Flores Correa

Nació de Taximaroa, Michoacán, lugar mejor conocido como Ciudad Hidalgo, Rafael Flores Correa es un pintor y escritor que ya tiene sus añitos, pero con una juventud interior que cada día lo anima a crear más y más. Estudió la Licenciatura en Artes Visuales en la Academia de San Carlos de la UNAM, le dieron clases artistas como Alfredo Zalce, Santiago Rebolledo e Ismael Guardado. Su obra se ha expuesto en Michoacán, Querétaro, Ciudad de México, Medellín entre otros lugares.

Además, Rafa Flores, como le dicen sus amigos, ganó el Premio Estatal de las Artes Eréndira en 2021.

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