Gerardo Pérez Escutia
Penelope Spada despierta en cama ajena, a su lado, la acompasada y turbia respiración de un hombre la hace salir de su letargo y poco a poco entre los humos del bourbon de la noche anterior, llegan a su mente las imágenes de un hombre tatuado y musculoso con quien se enredó en un bar, “uno más en su colección de imbéciles olvidables”, trata de no hacer ruido y salir rápido antes de dejar los consabidos datos para una posible cita posterior. Así comienza la novela que reseñamos en esta semana, se trata de La disciplina de Penelope (Duomo Ediciones, 2022), de Gianrico Carofiglio (Bari, Italia, 1961).
Gianrico Carofiglio es escritor, magistrado y político italiano con una notable carrera dentro de la judicatura italiana, como magistrado y fiscal adjunto de la dirección de la lucha contra la mafia. En su obra escrita cultiva el género de la novela jurídica-policial con gran éxito, dándole a su obra gran dimensión social. En Italia es muy conocido y solo recientemente comienza a divulgarse su obra en nuestra lengua con la novela que reseñamos en esta entrega, además aparece su personaje mas entrañable: Penelope Spada, exfiscal de Milan.
Después de una cita romántica, Penelope sale apresurada a una entrevista con su amigo Filipo Zanardi, reportero de nota roja, mitad reportero de nota roja y policía. Ella está intrigada por la insistencia de Filipo, además de que su instinto de cazadora le dice qué hay algo grande atrás de Mario Rossi, con quien se reunirá también, así que decide ir a un bar en el que se siente cómoda, y a pesar de ser las once de la mañana, le pide a Diego, el camarero, un café americano con un buen chorro de Jack Daniels.
Cuando llega Mario, un hombre de mediana edad, alto, delgado, de aspecto atribulado y gris, de inmediato comienza a hablar sin rodeos y con gran vehemencia le pide a Penelope que investigue la muerte por asesinato de su esposa Giuliana Baldi, ocurrido hace algo más de un año. El caso se archivó después de las investigaciones de la policía al no encontrarse a ningún culpable ni algún sospechoso razonable, en los hechos el único posible sospechoso fue el propio Mario, por ser esposo de la víctima y por indicios de desavenencias y pleitos previos a la muerte de su mujer.
Mario le pide a Penelope que retome la investigación por dos razones: quiere limpiar su nombre y quiere encontrar al asesino de su esposa, la duda lo carcome, su vida se está «yendo por la borda» ante la incertidumbre. Penelope hace énfasis en que ya no es fiscal, que ahora trabaja como investigadora privada y que si la policía con todos sus recursos no pudo dar con el culpable, ella tampoco podrá, Mario no cede y la ex fiscal le pide tiempo para darle una respuesta definitiva. Penelope analiza el expediente que le dejo Mario, le surgen muchas dudas y encuentra varios cabos sueltos, busca a Barbagallo, un antiguo subordinado suyo en la fiscalía, lo interroga acerca del caso y al final decide aceptarlo.
Estas son las premisas iniciales en las que se basa el argumento de esta novela, lo primero que nos llama la atención es la solidez y cercanía psicológica de los personajes, cómo al avanzar la trama se van haciendo un lugar en la historia sin mayores estridencias. Nunca sabemos a ciencia cierta qué hizo Penelope que la expulsaran de la policía de Milan pero por diversos indicios se intuye que fue el chivo expiatorio de un caso de corrupción muy grande. en su vida personal mantiene una disciplina obsesiva en cuanto a sus rutinas de ejercicio y comida sana, mientras que paradójicamente consume alcohol en exceso y se fuma una cajetilla diaria de cigarros, es muy relajada en sus costumbres sexuales y su actitud es una constante fuga hacia delante que busca acallar las culpas de su vida anterior, lo que le lleva periódicamente a ir a donar sangre de manera altruista, como una manera que encontró para silenciar a sus demonios y alimentar su “absurda necesidad de aprobación”.
Penelope comienza a investigar y descubre que la víctima tenía una vida oculta para su esposo, se desempeñaba como instructora personal de fitness y encontró indicios de posibles infidelidades, lo que le da un giro y un hilo de donde tirar a la investigación. En sus indagaciones recurre a la ayuda de “Mano de Piedra“ Barbagallo, su antiguo colaborador, un hombretón rudo y leal que le tiene un profundo respeto, se intuye que ella se sacrificó y salió de la fiscalía para salvar a su gente. Barbagallo le proporciona ayuda con expedientes y pruebas. El caso se va armando poco a poco, despertando en Penelope su instinto de cazadora nata, en un momento de la investigación se sincera consigo misma “la verdad es que ni el marido, ni la víctima me importaban en absoluto, ni la justicia tampoco, lo único que me importaba era la caza”.
La trama se va construyendo con minuciosidad y lógica implacable, la investigación se hace a la manera clásica, indagando, preguntando, reuniendo información y ordenándola, no hay saltos imprevistos ni hipótesis inverosímiles, se nota a leguas la mano experta del autor en temas judiciales y en los recovecos de las investigaciones reales.
La historia fluye impecable, caminamos junto a la protagonista, hurgando y desanudando poco a poco la madeja de una historia policial clásica, el autor desarrolla una narrativa sin grandilocuencia ni dramatismo extremo, lo que se agradece, pues en su sencillez está su efectividad, todo encaja, nada sobra.
Gianrico Carofiglio ha creado un personaje icónico, contradictorio, intenso, atormentado y entrañable que, al final de la historia nos deja con muchas preguntas que seguramente serán respondidas en entregas posteriores.
Una excelente novela negra clásica para cerrar este fin de año.
P.S. En Italia acaba de salir la segunda entrega de esta zaga, Rencores estaremos pendientes de su publicación en nuestro idioma.
Un sobreviviente a un colegio Marista y UMSNH, sus empleos han sido diversos,: desde Bell Boy en una compañía de seguros, hasta “Country Manager” en una multinacional, pasando por veterinario, agente de ventas; encargado de turno en una “Comunidad Terapéutica” y microempresario. Ha vivido en Morelia, Uruapan, Culiacán, Ciudad de México y actualmente radica en Guadalajara, Jalisco.
