Livier Fernández Topete
El silencio tiene muchos rostros, uno de ellos refleja su potencial integrador, creador y reflexivo.
El ruido también tiene muchas caras, a veces se expresa como bálsamo, otras como distractor para evitar las profundidades.
La matrix promueve el bullicio porque en él se pierde el sujeto, se confunde el deseo, se reprime la emoción y se oprime la inteligencia.
No solo el sistema genera bulla, algunos insisten en reproducirla. En lo íntimo, en lo recóndito, entre palabras que devienen palabrería, el maestro habla tanto que se queda sin escucha, sabe tanto que se queda sin desconocimiento, está tan lleno que no cabe lugar en él para el vacío, ilumina tanto que no da cabida a la oscuridad, entiende tanto que no entiende nada, está tan repleto y al mismo tiempo tan hueco, que entonces la incongruencia se hace visible y el silencio necesario para asentar el pensamiento, permitir la inquietud y al mismo tiempo la frescura de la duda, posibilitar la pausa de la escucha, el paréntesis para explicarse a sí mismo, el interludio imperioso que da continuidad al viaje hacia adentro, la distancia para regresar al mundo con amorosa prudencia con el sigilo y el ritmo lento del Ermitaño.
Silencio.
Livier Fernández Topete
(Ocotlán, Jal.)
Lic. en Psicología (ITESO); Maestría en Artes, Especialidad en Educación en el Arte (UANL); Certificación Internacional como Sommelier de Té (EL CLUB DEL TÉ). Su libro aforístico A mares fue publicado por la UANL dentro del marco de la FIL (Monterrey 2011). Becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en el género de Poesía donde escribió el libro Frente al desierto, publicado en el 2016 tras ser seleccionado en una convocatoria para escritores michoacanos o residentes de ese estado, por DIABLURA EDICIONES y la SEMICH (Sociedad de Escritores Michoacanos).
