La secta 

Gerardo Pérez Escutia

Camilla Läckberg es una de las autoras favoritas de esta columna, se le considera la Reyna del noir escandinavo, ya que desde su primer libro La princesa de hielo del 2003, ha vendido más de 30 millones de libros en más de 60 países. Sus novelas se desarrollan principalmente en Fjällbacka, Suecia (de donde es originaria) y su protagonista principal es Érica Falck, quien es escritora y alter ego de Camilla Läckberg.

En esta ocasión hablaremos sobre una de sus más recientes obras, La secta (Planeta, 2023), de Cämilla Läckberg y Henrik Fexeus.

Esta novela está escrita al alimón con Henrik Fexeus quien es uno de los mentalistas de mayor reconocimiento mundial, experto en lenguaje y comunicación corporal y autor de ensayos que han sido traducidos a 28 idiomas.

Cämilla Läckberg y Henrik Fexeus

Estocolmo está viviendo uno de los veranos más calurosos de los que se tenga memoria, generando un ambiente de tensión y nerviosismo en la población; la desaparición de un niño de cinco años en un parque, pone en alerta al cuerpo de policía de una ciudad que tiene en su memoria reciente la desaparición y muerte de una niña, seis meses atrás, crimen que aún no ha sido resuelto y que tiene en vilo a la opinión pública como a la prensa, quienes exigen que se encuentre a los culpables, mientras la sensación de inseguridad y paranoia crece a pasos agigantados entre las familias suecas con hijos pequeños.

Mina Dabiri, la agente más experimentada de la ciudad, padece un trastorno obsesivo-compulsivo con los gérmenes, que se agravó durante la pandemia, todas sus rutinas giran alrededor de la higiene y de cómo evitar contaminarse, tiene además un pasado de abuso de drogas que la hacen hoy día casi una ermitaña; lo único que la salva es que ama su trabajo como investigadora y en el que a todas luces es la mejor.

Julia, madre primeriza y comandante del grupo de la investigación de la policía de Estocolmo, acaba de regresar de su permiso por maternidad y se encuentra con un caso que se está convirtiendo en una “papa ardiente “para la corporación.

Julia encabeza un selecto y variopinto grupo, que, además de Mina, incluye a Rubén, joven impulsivo y misógino que está yendo a terapia para superar sus problemas de relación con las mujeres; a Adam, un afrodescendiente especialista en negociaciones con rehenes; Peder y Christer, los decanos y más experimentados policías del equipo.

El tiempo corre y no encuentran ninguna pista que los lleve a conocer el paradero de Ossian (el niño desaparecido), hay mucha tensión, pues encuentran muchas similitudes con el caso de Lilly, la Niña de cinco años que desapareció seis meses antes y que la encontraron muerta tres días después; despliegan recursos, interrogan a testigos, familiares, recaban indicios con la policía científica y nada.

A los tres días, un corredor matutino avisa de la presencia de un cuerpo cerca de un embarcadero, acude la policía y se encuentran con el cadáver de… Ossian, el niño de cinco años desaparecido.

La policía se encuentra en un callejón sin salida, sin pistas y con la presión que implica la resolución de uno de los peores crímenes posibles (el secuestro y asesinato de un niño) y deciden echar mano de una carta desesperada que ya usaron en otra ocasión, resolviendo un caso que dejó heridas abiertas en la policía, deciden llamar al Mentalista para que los ayude a resolver este caso.

Vincent es un prestigiado “mentalista” muy conocido en la sociedad sueca por sus espectáculos como por sus dotes mnemotecnias y deductivas, ha colaborado en alguna ocasión con la policía en la resolución de casos difíciles en los que desarrolló un vínculo especial con Mina.

Vincent comienza a interactuar con la policía, encuentran patrones entre los dos casos e indicios que les hacen pensar en que habrá más secuestros, y que atrás de estos crímenes se encuentra un grupo bien organizado, todas las alarmas de la policía se prenden, se multiplican los recursos y comienza una carrera contrarreloj para dar con los culpables; pasa una semana y ocurre el secuestro de otro niño…

La trama se hace muy compleja, en la narración se integran viñetas familiares de los protagonistas, que nos permiten apreciar a profundidad la complejidad de sus circunstancias e historias, entender cómo se manejan, y sus habilidades y limitaciones, asistimos a una “función” del mentalista donde se nos revelan los entre telones de sus actos y todos los trucos que utilizan para cautivar al público, y profundizamos en las habilidades y mecanismos metodológicos que pone al servicio de Mina y Julia a pesar de las objeciones del resto del equipo y del jefe de la policía de Estocolmo, que para agravar la presión es el padre de Julia.

Poco a poco vamos descubriendo que todos los implicados en la trama tienen secretos ocultos, “esqueletos en el armario” que afloran en estos momentos de crisis, los autores con profusión de detalles van construyendo un panorama complejo y sin aparente relación, que a su vez nos va describiendo las peculiaridades de la sociedad sueca y nos introduce en el mundo de las “sectas” que por alguna extraña razón proliferan en el país.

La investigación continúa, se suman personajes e historias del pasado, las pistas llevan a callejones sin salida y se acumulan las víctimas, la presión es insoportable y la ultraderecha sueca busca capitalizar la crisis exhibiendo sus fobias racistas y xenófobas, llevando la tensión a cotas casi insoportables, todo en medio del tórrido verano de Estocolmo.

La trama sube de intensidad y juega con varias hipótesis, obligándonos a devorar las páginas sin perder ningún detalle, ni clave oculta entre los diálogos y digresiones de los protagonistas, nos convierte en cómplices e investigadores en busca de la solución de un complejo caso que va dejando víctimas al por mayor en su desarrollo; al final, llegamos a un clímax de tensión excepcional y los autores nos brindan un cierre sorprendente.

Una novela que, más allá de ser una excelente muestra del noir escandinavo, nos proporciona una severa mirada a los renglones ocultos de una sociedad de bienestar, que bajo su aparente placidez y civilidad, incuba a algunos de los peores vicios de la civilización actual.

Muy recomendable lectura.

Gerardo Pérez Escutia

Un sobreviviente a un colegio Marista y UMSNH, sus empleos han sido diversos, desde Bell Boy en una compañía de seguros, hasta “Country Manager” en una multinacional, pasando por veterinario, agente de ventas; encargado de turno en una “Comunidad Terapéutica” y microempresario. Ha vivido en Morelia, Uruapan, Culiacán, Ciudad de México y actualmente radica en Guadalajara, Jalisco.

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