La simiente de Mailuca en La Ceiba

Caliche Caroma

La simiente de Maliuca, puesta escénica en la que el ritmo hace de protagonista, es una creación de Noelia Ventura, con la actuación de la misma directora y de Daniela Ortega. Percusionistas y bailarinas de las danzas de la raíz africana, específicamente en su vertiente de la cultura malinke (mandinga), Noelia y Daniela comparten estos y otros saberes en esta dinámica propuesta que dura poco menos de una hora, con música en vivo, recomendada para todas las edades, muy colorida y didáctica.

La simiente de Maliuca se desarrolla de poquito a mucho, in crescendo, del minimalismo a la polirritmia. Una voz llama, otra le contesta, se unen, bailan, cantan, aplauden, tocan los tambores, el chekeré, el n’goni, el ciclo del loop station, una voz llama, otra le contesta… Todo tiene ritmo, todo es ritmo, en el principio fue el ritmo. ¿Qué fue primero? ¿La percusión o la danza?

La función del viernes 3 de febrero reunió alrededor de 30 personas en el Foro La Ceiba, en la colonia Vasco de Quiroga, exactamente en el #301 de la calle Lacas de Uruapan. 8 de la noche, la hora de inicio. El público, también conocido como la audiencia, y especialmente en La simiente de Maliuca, pues hay mucho para escuchar, estaba compuesto por seres humanos de 6 a 80 años, a eso se refiere todas las edades.  

Sin dejar de lado los vestuarios elaborados, sobresalen las impresionantes cabelleras de Noelia y Daniela (¿cuánto tiempo se tardaron en arreglarse el pelo?), las atmósferas que crean con pocos recursos escénicos son atractivas para el espectador. La historia es sencilla, con posibilidades de crecer, pero bien como introducción a la noción del ritmo, tanto musical como vital. En las luces estuvo Sergio Camacho, en la asistencia de dirección Juan Capiz y, “porsupuestamente”, el atento servicio de quienes están a cargo del Foro La Ceiba.

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