La tercera virgen

Horacio Cano Camacho

Terminó la FIL y ahora a buscarle acomodo a todos los compromisos contraídos, muchos, luego de dos larguísimos años de pandemia. En el estante donde tengo a Fred Vargas, una de mis escritoras favoritas, destaca un libro, ya clásico, publicado en el año del 2006 y que significó un cambio de “estilo” en las novelas de esta escritora: la introducción de elementos “sobrenaturales” en sus tramas.

No me pude resistir y con la intención de solo recorrer algunos pasajes, terminé de nueva cuenta hechizado por su prosa y por el fabuloso personaje del Comisario Adamsberg. Así que les comento algo sobre este libro que nunca había reseñado y que se cuenta entre mis favoritos de todos los géneros.

Se trata de La tercera virgen (Siruela, 2006), séptimo libro de la serie del comisario Adamsberg, una serie que ya lleva 12 títulos y que sus fanáticos miramos a diario los estantes y las librerías de eBook en espera del número 13…

Jean-Baptiste Adamsberg, comisario de la policía de investigación criminal de París es un personaje peculiar, sin un verdadero método de investigación, se puede inscribir como un practicante del método inductivo: «…Adamsberg no podía quedarse en la oficina un día entero. Tenía que caminar, mirar, contemplar. Sin por ello aprovechar para pensar de manera coherente. Plantear un problema para encontrar una solución era un método directo al que había renunciado desde hacía tiempo. Sus actos precedían a su pensamiento, nunca a la inversa…«.

Adamberg es un hombre maduro, taciturno, muy serio y solitario, viudo y con un hijo igualmente callado. Con una enorme reputación en la policía, pero de vida muy modesta, busca una nueva casa para vivir con el hijo. Adamsberg regresa a París tras unas semanas de descanso en sus Pirineos natales, entre manos tiene el asesinato de dos hombres, caso que parece estar relacionado con el tráfico de drogas, pero su instinto, como una especie de sexto sentido, le dice que la lógica suele equivocarse y se niega a pasar el caso a la brigada de estupefacientes, decisión incomprensible para sus compañeros y que le genera dolores de cabeza y tensiones con su equipo, pero él (y nosotros) confía en su instinto.

Aquí se entrelazan varias historias. En su nueva casa se aparece un fantasma. Se trata de una monja del siglo XVIII que degollaba a sus víctimas, todos cadáveres de vírgenes profanados, el descubrimiento de pociones mágicas que aseguran la vida eterna, el repentino y casi adolescente enamoramiento de Adamsberg de una mujer muy misteriosa, la musicóloga Camille Forestier y la descripción in extenso de sus compañeros de la brigada, Adrien Danglard, Violette Retancourt, el peculiar teniente Veyrenc, que habla en verso y es un rival ancestral de Adamsberg desde su infancia, pues es vecino de un pueblo con el cual, la comunidad de origen del comisario sostiene un conflicto milenario.

Esta novela pareciera un batidillo en la que nada está claro durante muchas páginas y en la que se entremezclan distintas historias y escenarios, muchos personajes, pistas falsas, recetas medievales… para llegar a un final sorprendente y totalmente inesperado.

Decía que Fred Vargas agrega aquí el elemento sobrenatural, pero no piense que es un pegote a la moda. La escritora es una especialista en la edad media, doctora en aqueozoología y una autoridad en el desarrollo de las grandes pandemias y sus novelas rebozan de pasajes de la historia y los mitos, sobre todo de esa época. Sus novelas están planteadas de una manera en que debes aceptar la inmersión en todos sus elementos intertextuales, dejarte llevar por los temas mágicos, encantadores y siempre superpuestos con las tramas centrales con los que coexisten.

Hay aviones, pero también hombres lobo, computadoras y ejércitos fantasmas, trámites burocráticos, vampiros, análisis de ADN, aparecidos y hechizos, en los que tienes que cavar como una verdadera investigación arqueológica, para ir analizando lo importante, reconocer los peligros, las angustias de los personajes. Creo que esa es la función de estos agregados sobrenaturales, como un laberinto que Adamsberg tiene que recorrer si quiere vencer.

Este libro, como toda su obra, es fascinante, fácil de leer si decides “creer” por un rato, divertido y muy tierno. Es una buena manera de conocer a esta escritora, merecedora de todos los premios del género, incluido el Princesa de Asturias de las Letras 2018. Anímense, seguro se enamoran de su literatura con L mayúscula.





Horacio Cano Camacho

Profesor-Investigador de la UMSNH. Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia y editor de la revista Saber Más. Le encanta leer casi todos los géneros, excepto de superación personal, coyuntura política y filosofía para triunfadores y buscadores del éxito. Le fascina la novela policiaca, de misterio y la novela negra, intenta sacar a varios del closet de la literatura del buen gusto. La novela negra dice le gusta porque allí los buenos suelen ganar…

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