¡Oh, diablos! Tiempo para soñar

Noé Almáguer Zúñiga

Vi-Pera confiesa con anhelo que quiere estudiar arte y animación digital. Después con aprehensión ordena, reza: 

–Tiene que suceder.

Menciona a Guillermo del Toro. Que él comprende a los jóvenes, que está seguro de que a pesar de las frustraciones aún hay tiempo. Vi-Pera afirma, de forma casi devota, que ella le cree.

–¡Diablos! Si Guillermo del Toro dice que aún hay tiempo, entonces tiene razón.

Así pues, hay tiempo. No obstante, ¿hay chance?

Es marzo. Otro domingo en el tianguis del Auditorio. Y el calor se hace saber. La tripa de puestos devora a todo el que entra a ella. El barullo, los olores y colores acosan los sentidos. Pero no importa. Es parte de. 

Sobre una calle, que pudiera ser cualquiera, se extiende un puesto de cinco mesas. Cuatro son de ropa: zapatos, tacones, blusas, pantalones, suéteres, chamarras y mochilas. En el quinto y último puesto no hay nada de ésto. Hay contraste: casetes VHS: La Roca, El mensaje en la botella, Bernardo y Bianca, Robin Hood; discos DVD: Star Wars, El Señor de los Anillos, La caída del Halcón Negro, Aladino, El Rey León; algunos libros: Alicia en el país de las maravillas, El Señor de los Anillos y la comunidad del anillo, Sherlock Holmes, La isla del tesoro y un puño de revistas. En la otra mitad de la mesa, sobre pequeños caballetes y charolas de una marca de cerveza, se amontonan, a manera de collage, múltiples stikers: un gatito comiendo pizza, el Chavo del 8, un patito punk, el Doctor Simi, un mariachi, Guillermo del Toro y demás caricaturas. 

Detrás de la mesa una joven —con jeans, Vans negros, una camisa negra, pelo largo y negro a media espalda con una trenza y unos ojos muy oscuros que miran con serenidad— se mantiene en pie y sonríe. Se hace llamar “Vi-Pera”. Es fanática de cine, le gusta dibujar, le apasiona hablar de cualquiera de estas cosas y se nota que le gusta atender su puesto de películas y stikers. 

Vi-Pera llega junto con su familia al lugar donde ponen su puesto cerca de las 7 de la mañana. Cuando terminan de armar todo Vi se da una olímpica vuelta por el tianguis para ver qué agarra y venderlo ella. Su cacería consiste en buscar casetes, devedés, y objetos raros o de colección como juguetes, libros y vinilos. 

Nació en Morelia, en el mes de abril de 1999. Primero vivió en casa de sus abuelos con su familia en una especie de vecindad de la colonia Vasco de Quiroga, después sus padres consiguieron un terrenito en la colonia Ciudad Jardín en la periferia de la ciudad, y desde entonces vive ahí. 

Cuenta que desde niña la acercaron a las películas, sobre todo de Disney y Barbie, que la llevaban mucho al cine y refiere con humor que era tan pequeña que ocupaba asientos para niños en las butacas del cine, pero que aún así su escaso peso le impedía mantener reclinada la butaca. 

Recuerda que su padre era cinéfilo de las películas de acción y que su madre de los dramas y películas de arte, que fue ella la que influyó más en su vocación por el cine. 

Pero no fue hasta su adolescencia que tomó conciencia de lo mucho que le gustaba el cine. Entonces empezó a comprar muchas películas de devedé embolsadas. Buscaba cuáles eran los filmes que recomendaban sus directores favoritos y las encargaba. Dice que llegó a juntar en ese entonces más de cuatrocientos discos y que aún conserva con aprecio alguna de ellas que resultan difícil de conseguir. Y menciona “La canción del sur” producida por Disney, que narra la historia de cómo un niño aprende a sobrellevar los problemas personales en la plantación de su abuela escuchando las historias de un esclavo sobre un conejo, un oso y un zorro. 

Refiere que en esta etapa “Amélie” del director Jean-Pierre Jeunet, marcó su adolescencia pues llegó a identificarse mucho con la protagonista. 

—¡Oh, diablos! Ésta es mi personalidad— se dijo Vi-Pera cuando conoció a Amélie Poulain—.

Cuando llegó el momento de entrar a la universidad Vi entró a estudiar Seguridad pública y Ciencias forenses en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, carrera que terminó. Ella se extraña porque es una carrera que no tiene nada que ver con lo que le apasiona ni con su trabajo. 

Vi-Pera comenta que le gusta ver muchas películas porque la conmueve mucho la parte audiovisual, ya que le cuesta sobremanera leer un libro, amenos que esté narrado en una prosa sin rebuscamientos. 

Cuenta que leyó El Hobbit de Tolkien, pero que le gustaron más las películas porque disfrutó mucho más ver, oír y sentir a los personajes. 

—Me resulta mucho más fácil conectarme con las historias contadas en una película.  

Ella remarca el acercamiento de sus padres al cine, y la influencia del gusto de su madre por el cine de arte, por ponerle películas animadas y hablar de Guillermo de Toro.

Relata que desde su infancia acompañaba a sus padres cada domingo al tianguis del Auditorio a buscar las películas que a sus padres les gustaban en un puesto de devedés que atendía un señor conocido en el medio como “El maestro”, y quien ahora es un “compañerito” del gremio.

—Ahora, casi todos los domingos pasa, saluda y ve qué tengo de películas. 

Vi narra que en un inicio vendía puras plantas hasta que notó que se estaba saturando de películas en su casa de tantas que compraba por lo que empezó a venderlas de a poco en el puesto hasta que un día las plantas quedaron de lado y las películas tomaron su lugar. 

La razón menos evidente por la que Vi empezó a consumir muchas películas fue porque quería ser directora de cine y en la medida que fue conociendo más filmes se inclinó por las de animación. Le gustaban tanto las películas animadas que se empapó de información técnica y de producción. 

—De hecho, quiero estudiar arte y animación digital para después especializarme en el diseño de personajes, escenarios y en el arte conceptual. 

Explica que lo ideal sería estudiar en Guadalajara donde están las principales escuelas de animación del país. 

—Aunque eso implica alejarme de todo lo que tengo aquí—menciona con pesar—.

Vi enlaza que el cine influyó de forma terminante en su amor por la animación, razón por la que desde niña le gustó mucho dibujar. Pero que fue hasta el 2019, cuando escuchó la master class de Guillermo de Toro, que detonó su vocación. 

—Justamente escuché a Guillermo del Toro decir que había tiempo para cumplir los sueños cuando yo estaba frustrada con mi carrera porque parecía que no me servía para nada y me había dado cuenta de que estudié eso porque en ese momento no sabía qué hacer con mi vida—confiesa muy conmovida—. Por esta razón del Toro es una fuerte inspiración para mí.

Fue, entonces, que empezó a hacer y vender los stiker en su negocio, para empezar de una forma a cumplir sus sueños. 

Y sí, hay tiempo, pero hablar de que haya oportunidades laborales es otra cosa.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Egresados (ENE) de la Universidad del Valle de México (UVM) hay un 33.4 por ciento de egresados desempleados por lo requisitos de experiencia, la falta de vacantes y los malos sueldos, lo que lleva a los egresados al trabajo independiente que consta de un 24 por ciento. 

De los egresados sólo 30.4 por ciento trabaja en el sector privado, 16.8 por ciento en el sector público y un 10.1 por ciento tiene negocio propio. 

¿Cuánta chance hay para realizarse? si de acuerdo con el Centro de Investigaciones de Política Pública en el 2021 un mexicano promedio ingresa 18 mil pesos al mes y gasta cerca de los 16 mil, lo que deja muy poco para ahorrar. Y se necesitan ahorros para poder invertir en realizar sueños. 

Ante esta realidad ver cine es un buen acto de consuelo que se encuentra al alcance del espíritu. 

—Las personas muchas veces vemos películas por entretenimiento, pero en base a mi experiencia por mi trabajo, he notado que el cine también es un flotador emocional, muchas personas lo ven para desconectarse del mundo— opina Vi-Pera de manera solemne—.

Ella cree que hay que seguir viendo cine porque puede ayudarnos a vernos a nosotros mismos, como un análisis de espejo, y así compararnos tal vez para crecer, porque en cierta forma puede ser una terapia. 

—¿Por qué otras razones habría que seguir viendo películas?

—Porque es bonito, muy bonito, y sirve para autocriticarnos, y sí, sencillamente es bonito— expresa con satisfacción—.

Vi-Pera manifiesta que la ganadora del Oscar a mejor película 2023 “Todo, en todas partes, al mismo tiempo” de los directores Dan Kwan y Daniel Scheinert la dejó muy satisfecha, encantada, conmovida e inspirada. 

Tal vez dejarnos conmover por una película sea suficiente para inspirarnos. Tal vez esa inspiración nos ayude lo suficiente para dar un paso más en la búsqueda de nuestros sueños. 

Tal vez esta historia— de una joven que quiere estudiar animación digital, influida por el cine, y de cómo la realidad de las oportunidades choca con sus sueños en lo que pareciera un duelo a muerte— termine diferente por el simple hecho, aparentemente inocente, de haber visto una película. 

No sería la primera vez que alguien cambia el curso de su vida por haber ido al cine. 



Noé Almaguer Zúñiga

Originario de Irapuato. Estudió en la facultad de Literatura y lenguas hispánicas. Radica actualmente en Morelia, Michoacán. Se dedica a la gestión cultural por medio de la labor libresca, intenta no dar pataleadas de ciego en el campo de la creación literaria. Amante de la novela negra y lee con devoción a Roberto Bolaño y Leila Guerriero. A partir de ahí siente el compromiso de mirar agudamente y narrar lo visto. No disfruta escribir pero sí cuando termina de hacerlo.

Loading

También le venimos ofreciendo:

Danos tu opinión: