Tumbas sin nombre

Horacio Cano Camacho

John Connolly es uno de los autores favoritos de esta columna, no podemos negarlo. La aparición de cada uno de sus libros provoca un reacomodo en la pila de los que estamos leyendo y siempre se sobrepone a los demás. Eso volvió a suceder con su más reciente titulo Tumbas sin nombre (TusQuets, 2023), de la serie de Charlie Parker. En esta ocasión deja un poco de lado al protagonista central (Parker) y se enfoca en sus coprotagonistas: Ángel y Louis. No es un recurso nuevo, en el octavo libro de la serie, Los hombres de la guadaña, lo hizo ya.

Ángel y Louis son personajes recurrentes de toda la saga, son sus mejores amigos y un apoyo determinante en sus casos. Al mismo tiempo reflejan muy bien la ambigüedad en la que se mueve Parker, un verdadero antihéroe. Ángel es un ladrón de altos vuelos que llegó al medio como una respuesta contestataria a una infancia de marginación y abandono. Louis es un asesino a sueldo, que entrega sus servicios a grupos poderosos, el gobierno de Estados Unidos mismo, de manera clandestina y al servicio de solucionadores, personajes que “resuelven” conflictos económicos en donde matar es la solución extrema. A decir del propio Connolly en el libro que ahora reseñamos “… no podía negarse que Parker, Ángel y Louis vivían según un código moral y -si una fracción de las historias, confirmadas y sin confirmar, eran verdad- habían puesto punto final a mucha maldad. Si no podía considerárseles estrictamente buenos, eran lo que quiera que se requiriera para enfrentarse al mal”.  

John Connolly

Parker los detuvo en su época de investigador de la policía de Nueva York y ambos pudieron conocer la ética y las concepciones sobre la justicia de su ahora amigo. Ambos son gais y forman una pareja muy curiosa. Ángel es blanco, de los bajos fondos, extrovertido y carismático, inteligente y de gran sentido del humor. Por su parte Louis es un gigantón negro, elegante, pero letal, intimidante. Su contacto con Parker los ha llevado a utilizar la violencia únicamente cuando es necesario para proteger a Charlie Parker y las víctimas de alguna injusticia, en esa concepción de la justicia tan “parkiana”.

En Los hombres de la guadaña, el pasado de Louis los pesca cuando parecía que su vida había alcanzado cierta paz, surgen las sombras de su turbio pasado y para resolverlo, deciden dejar al margen a Parker, quien ha perdido su licencia de detective y de portación de armas y se gana la vida de camarero en un bar. Así hacen un viaje a los infiernos para vengar el asesinato de la madre de Louis, librando una lucha encarnizada por su vida.

Ahora regresa esta pareja con más fuerza. En Ámsterdam es brutalmente asesinado de De Jaager, un “solucionador”, un anciano amigo de Louis, junto con toda su familia. El FBI entra en contacto con nuestros dos protagonistas y les pide, conociendo la lealtad de Louis con De Jaager, que se encarguen ellos del caso, puesto que todo indica que detrás del asesinato, están dos hermanos serbios, ahora la fuerza dominante de todo tipo de cosas ilegales en Europa y antiguos combatientes de la guerra serbobosnia, en realidad criminales de guerra que quedaron sin castigo y montaron su imperio de terror con su “experiencia”. Ahora que Serbia está a punto de ingresar a la Unión Europea, estos personajes son incómodos para todos…

Ángel y Louis viajan a Europa con un objetivo muy claro, buscar hasta encontrar y castigar a los asesinos de De Jaager, los hermanos Spiridon y Rodovan Vuksan. Se desarrolla entonces un thriller de altísimo nivel, trepidante, más parecido a una partida de ajedrez entre varios grupos, los propios Vuksan, un grupo del estado islámico defraudado por estos, la mafia serbia, el FBI, abogados ambiciosos, amigos solidarios y nuestros dos protagonistas.

John Connolly es un narrador de mucho talento, capaz de construir historias muy complejas y llenas de interés a la vez que una reflexión sobre el mundo moderno, sin renunciar a las historias de fantasmas y la existencia de un mundo terrorífico que de manera paralela nos acompaña y que sin duda son la característica más llamativa de su estilo. Lo sobrenatural, sin embargo, lo incorpora sin renunciar por ello a una descripción de la realidad pura y dura y Tumbas sin nombre no es la excepción. En las 19 novelas anteriores de la serie de Charlie Parker, Connolly aprovecha para diseccionar el lado oscuro de los Estados Unidos y poco a poco ha ido extendiendo su reflexión sobre Europa. La pandilla de Parker en cada caso se adentra en los closets llenos de huesos de las sociedades aparentemente “modernas y civilizadas”: las sectas religiosas, la pedofilia, el tráfico de personas, los coleccionistas extremos, las sociedades secretas, el pasado nazi de buena parte de las democracias actuales y ahora, la guerra.

En la novela nos va dando datos, sucesos, de uno de los conflictos más recientes en Europa, la desintegración de la antigua Yugoslavia y el horror que trajo consigo, en particular los genocidios protagonizados por las fuerzas serbias, aunque en realidad toca a todos los grupos. Y ese horror no terminó con los tratados de paz, sino que se extendió a través de los sobrevivientes. Víctimas y victimarios siguen padeciendo los estragos de ese conflicto, resuelto solo en apariencia.

Como con la pareja de Ángel y Louis, no podemos partir de un análisis simplista de buenos y malos, sino de todo un gradiente de grises hasta los extremos más ignominiosos. Las mafias son producto de ese suceso, con todo y sus monstruos y esos viven muy bien acomodados en el seno de la Europa moderna, tal como hicieron muchos de los grandes jerarcas nazis y sus secuaces, al término de la segunda guerra mundial. Pero un error puso a nuestros dos cazadores sobre su pista…

John Connolly ha logrado una de sus grandes novelas, una en donde incluso los más malvados tienen múltiples facetas que es necesario reconocer para poder detenerlos, al tiempo que crea una historia que nos mantendrá al borde del interés y la emoción. No debe perdérsela.

Horacio Cano Camacho

Profesor-Investigador de la UMSNH. Jefe del Departamento de Comunicación de la Ciencia y editor de la revista Saber Más. Le encanta leer casi todos los géneros, excepto de superación personal, coyuntura política y filosofía para triunfadores y buscadores del éxito. Le fascina la novela policiaca, de misterio y la novela negra, intenta sacar a varios del closet de la literatura del buen gusto. La novela negra dice le gusta porque allí los buenos suelen ganar…

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