Verde que te quiero verde

Beatriz Rojas

Las razones por las que Federico García Lorca tiñó de verde a la mujer de su poema eran difusas hasta para él mismo, pero el motivo de bañar de verde al Palacio Legislativo este 28 de septiembre queda más que claro.

Más de un siglo después, el verde ha tomado una nueva significación y ha redoblado su fuerza y cada 28 de septiembre ondea como un recordatorio y un reclamo, de una lucha que a 32 años de su inicio sigue vigente.

El Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro se conmemoró una vez más en Morelia y la oleada llegó al Palacio Legislativo, que cumplió ya 15 años de rezago con respecto a la Ciudad de México pero que su inacción se hace más evidente desde que este año la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró anticonstitucional la penalización del aborto.

“Tiene que salir del Código Penal”, reclamaban las manifestantes, muchas de ellas adscritas a la Asamblea de Mujeres de Michoacán. “Será ley”, prometían mientras avanzaban en orden. Un contingente de mujeres al frente, uno con niños en medio y el resto de simpatizantes al final, con los respectivos bloques negros a los lados.

“Fuimos todas”, repetían, ante una fachada el Legislativo bañada en verde y rojo, algunos vidrios rotos, stickers y pintas. Bengalas moradas y verdes y un sonoro reclamo a una puerta cerrada y un Congreso vacío.

Alrededor de cinco iniciativas se han presentado para despenalizar el aborto durante esta 75 Legislatura, precisó la diputada local Gabriela Cázares, quien formó parte de la marcha y única legisladora presente. De éstas, sólo una -la suya- salió de comisiones para ser desechada. El resto ni siquiera han sido analizadas.

Que tiemblen los provida

A su paso, el contingente se encontró con distintos rostros, unos serios, otros curiosos y otros tantos expectantes. Algunos comercios cerraron sus puertas y hubo empleados que salieron a resguardar los vidrios de sus patrones, pero no hubo pintas en los comercios.

Había también expresiones de apoyo genuinas, de mujeres que portaban letreros, automovilistas y ciclistas, y otras tal vez más cuestionables, como la aparición de la radiante directora de Derechos Humanos, Bárbara Ramírez, quien esta vez no ocupaba el lugar de una persona sorda, sino que se posó en un balcón con una blusa verde, sonriente …¿para la foto?

Verde viento. Verdes ramas

Tras atravesar la avenida Madero, los cientos de mujeres llegaron a las puertas de Palacio de Gobierno, también cerrado, en donde expusieron sus argumentos:

“El estigma y criminalización hacia el aborto y la creencia de que las mujeres estamos obligadas a maternar, son conceptos fuertemente arraigados en la sociedad michoacana, impulsados por las autoridades y los frentes antiderechos”, proclamaron.

Hay 22 entidades el país que no reconocen el aborto como un derecho. En el caso de Michoacán, se exime la penalización cuando se practica a partir de una violación, cuando hay pobreza extrema, malformaciones en el producto, inseminación artificial forzada o corre riesgo la vida de la persona gestante; sin embargo, las instituciones públicas de salud rara vez lo practican.

Un sacristán y otros hombres miraban desde Catedral y cruzaron palabras con algunas manifestantes; sin embargo, el sagrado recinto no era foco de este reclamo colectivo, dirigido al Legislativo y el Ejecutivo.

“En Michoacán se tiene un gran desconocimiento respecto a los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres por parte del Estado, por las diputadas y diputados del Congreso, el sector salud y la sociedad”, lamentaron.

Beatriz Rojas

Se desempeña como periodista y escribe como escritora, con formación en la facultad de Letras de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, pero opina como maestra en Políticas Públicas y doctorante en Ciencias del Desarrollo Regional, ambos por el Instituto de Investigaciones Económicas y Empresariales (UMSNH). Ha publicado cuento, poesía y narrativa, así como notas sobre derechos humanos, política y Congreso en algunos medios locales de cuyo nombre no quiere acordarse, y es parte del núcleo editorial de Regla de Tres.

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